Proclamación. Preparación. Progresión. Son las fases que ya ha cubierto el conjunto español de gimnasia rítmica desde que, en el verano de 2020, fue ungido por la seleccionadora, Alejandra Quereda. A partir de aquel momento, el combinado nacional libró una denodada lucha contra el reloj y persiguió un objetivo prácticamente imposible: la clasificación para los Juegos de Tokio. Pese a la evidente mejoría con respecto a su antecesor, reemplazado a causa de sus discretos resultados, el nuevo equipo español no pudo lograr la proeza de alcanzar la plaza olímpica. No obstante, tampoco se quedó tan lejos.
Pese a exhibir más frescura y desparpajo, y desplegar ejercicios de mayor dificultad, el conjunto español, en cuyas filas se encontraban las deportistas FER Ana Gayán y Patricia Pérez Fos, así como la también valenciana Mireia Martínez, acusó la inexperiencia en las cuatro Copas del Mundo celebradas entre abril y mayo de 2020. Poco más tarde, acudieron al Campeonato de Europa de Bulgaria con una misión titánica: atrapar el único pasaporte olímpico que se concedía en el certamen continental. Las españolas acariciaron la gesta. Sus dos ejercicios rozaron la excelencia. No obstante, en última instancia, no pudieron superar a Ucrania, que cumplió con su condición de favorita y se adjudicó el billete más preciado.
El pasado mes de octubre, el combinado nacional, con, de nuevo, las valencianas Gayán, Perez Fos y Mireia Martínez como tres de sus seis componentes, regresó a los tapices. Disputó el Campeonato del Mundo que se desarrolló en Japón. Aunque leve, mostró una nueva evolución. Así se reflejó, sobre todo, en el ejercicio mixto (aros y mazas), en el que fueron sextas (de 18 equipos participantes) en la jornada clasificatoria, y en el que acabaron quintas (de 8 conjuntos competidores) en la gran final. Los pasos adelante eran una realidad. Quizás, no con la rapidez deseada. En todo caso, las españolas sí consolidaban un crecimiento gradual y sostenido.
A partir de ahora, el conjunto español se adentra en otra etapa. Llega el momento de la eclosión. De la explosión. Dicho de otro modo, han de abrazar o, al menos, acercarse a la perfección. Empieza a estar en juego la presencia en los Juegos Olímpicos de París 2024. “Precisamente, esta palabra, París, está presente, de forma muy visible, en un cartel que figura en nuestra sala de entrenamientos. Además, hemos colgado otros conceptos y términos que nos inspiran emociones. Todo pequeño truco es bienvenido para motivarnos en el día a día”, señala la joven Patricia Pérez Fos (Sueca, 17 años). Mientras, Ana Gayán (El Puig, 21 años) emite este diagnóstico: “Hemos conseguido algo muy importante: confianza en nosotras mismas, y que la afición vuelva a creer en lo que hacemos y se ilusione. Ahora, se trata de ir mejorando día a día. Tenemos muchas ganas de afrontar este ciclo. Queremos estar en París y volver a situar a la rítmica española donde siempre ha estado, en lo más alto”
Al igual que el resto de los combinados nacionales, el equipo español se enfrenta a dos nuevos ejercicios. Por una parte, el que se compone de un único aparato, será el de 5 aros. Por otra, el mixto estará formado por 2 pelotas y 3 cintas. Las primeras competiciones serias del año llegarán a finales de marzo, momento en que, casi sin solución de continuidad, se sucederán cinco Copas del Mundo: Grecia, Pesaro, Sofía, Tashkent y Bakú. Después, del 24 al 26 de junio, llegará el Campeonato de Europa en Israel. Por último, del 18 al 22 de septiembre, se celebrará el Mundial en Bulgaria. Esta es la hoja de ruta que le espera al conjunto nacional de rítmica. Son los primeros pasos hacia la meta final: los Juegos de París 2024.