Hace apenas un mes, Alejandra Quereda, una de las reFERentes del Proyecto FER, recibió una llamada de la Federación Española de gimnasia rítmica que iba a cambiar su vida. Le propusieron convertirse en la seleccionadora nacional de gimnasia rítmica individual. Su pasión y sus ganas de seguir vinculada a este deporte, que tanto le ha dado, hizo que no pudiera negarse. De esta manera, se convertía en la seleccionadora nacional más joven del equipo español en la historia. Como contrapartida, su gran experiencia sobre el tapiz. El haber sido capitana del conjunto nacional más laureado de la historia de la rítmica española es su principal aval. Ahora, quiere seguir trabajando, desde otro ámbito, para que España siga acumulando triunfos.
Es un nuevo reto con el que no contaba y que me da la posibilidad de seguir vinculada al deporte que tanto me ha dado en mi vida. Este nombramiento, para mí, fue una sorpresa, no me lo esperaba para nada. De hecho, mi cabeza estaba centrada en prepararme el MIR (Médico Interno Residente) y en seguir vinculada al Comité Nacional de Jueces de gimnasia rítmica, del cual formaba parte hasta ahora. Por ello, cuando me lo propusieron, pensé en el giro que iba a dar mi vida, así como en mi juventud y la falta de experiencia que tengo en este ámbito.
Si cuando dejas de competir lo meditas bien, no es necesario apartarse del deporte que tanto te ha dado. Yo no he tenido la necesidad o las ganas de apartarme de la rítmica, sino todo lo contrario. He seguido muy ligada desde que terminé de competir. Ahora, estoy muy motivada, y con la ilusión de seguir disfrutando y trabajando para conseguir éxitos para España.
Puedo aportar aire fresco, mucha energía, ganas de trabajar y neutralidad. Pero también, mucho trabajo en equipo, que es lo que llevo haciendo toda mi vida como capitana del conjunto.
La tarea de seleccionadora es distinta a la de entrenadora, ya que la entrenadora es la que está las 8 horas diarias al lado de las gimnastas. Yo me encargaré de coordinar el trabajo en los distintos centros que va a haber dedicados a la rítmica individual. Habrá tres: uno con sede en Valencia, que empezará a funcionar en enero, y otros dos, que son el CAR de San Cugat y el CAR de León. Y, además, tendré la tarea de seleccionar a las gimnastas que van a entrenar en cada centro y a las gimnastas que representarán a España en las distintas competiciones.
Situación actual de la rítmica española
El nuevo código que se ha implantado tras Río 2016 es muy exigente. La gimnasia cada vez es más complicada. Hay que ser más malabarista con el aparato. El nivel internacional ha subido mucho. Tenemos que terminar de cambiar el chip y adaptarnos a este nuevo código. Pero, sobre todo, subir las notas de partida en el apartado de dificultad para poder aspirar a unos resultados mejores.
Dada la situación en la que estamos ahora mismo, pensar en una medalla no es realista. Tenemos que proponernos objetivos más reales y, poco a poco, ir escalando puestos. Lo primero es conseguir plaza olímpica y después luchar por volver a entrar en finales. En España hay mucha materia prima y hay que seguir trabajando.
Las gimnastas del Proyecto FER tienen unas características muy particulares y eso las hace muy diferentes. Además, enriquecen nuestra gimnasia. Polina es una gimnasta más experimentada. Su preparación se centra en luchar por estar en Tokio 2020. Mientras, María Añó y Noa Ros son dos gimnastas muy jóvenes que vienen pisando muy fuerte. Las dos han demostrado tener mucho carácter y necesitan mucho rodaje de competiciones para seguir creciendo como deportistas. Estoy muy esperanzada con las tres.