Reivindicación correspondida. Demostración recompensada. A finales de febrero, Adriana Rodríguez Salvador (Castalla, Alicante, a punto de cumplir los 21 años) conseguía la medalla de plata en el European Open de judo celebrado en Polonia. Un hito que, sin ser superlativo, contenía mucho simbolismo y una gran carga emotiva. Llegaba después de un 2024 en blanco a causa de una segunda operación en su rodilla izquierda. Es decir, la deportista FER volvía a sentirse judoca. Primero, por su regreso a los tatamis, por su reencuentro con el lugar que más le llena y le motiva. Después, por poner punto final a la pesadilla vivida. Por último, y, sobre todo, por recuperar la plenitud, la chispa, la ilusión. Por demostrarse a sí misma que, si la salud le respeta, tiene talento y clase para aspirar a cotas muy altas.
Horas después del éxito, Adriana Rodríguez se postulaba para retos superiores. “Espero que este podio me permita, en breve, participar en un Grand Slam o en un Grand Prix. Me siento absolutamente preparada para responder en estos eventos”, comentaba a este mismo portal informativo la judoca alicantina. Demanda atendida. Adriana es una de las convocadas para disputar, este fin de semana, el Grand Slam de Tiblisi, Georgia. Es decir, se dispone a vivir un día muy especial. La joven deportista FER va a debutar en un Gran Slam, torneos de gran prestigio internacional, y situados sólo por debajo de los Juegos Olímpicos y del Campeonato del Mundo. Con anterioridad, en 2023, ya se estrenó en otros dos eventos internacionales: estuvo en el Grand Prix de Perth y participó en el Europeo. Aunque en ambos torneos cayó eliminada tras los primeros combates, su mera presencia, con apenas 19 años, resultó muy significativa.

Sí. Desde hacía mucho tiempo, deseaba que me llegara la oportunidad de competir en un Grand Slam. Nos hacemos judocas para vivir este tipo de momentos. Estoy muy ilusionada, con ganas de descubrir y, sobre todo, de disfrutar esta nueva experiencia.
Mi rodilla está bien. Firme y estable. Ya he superado la barrera de volver a competir y lo he hecho con éxito, con buenas sensaciones.
En absoluto. No hay ni miedo, ni psicosis, ni inseguridad. Al contrario.
Ganar un combate o dos no te lleva a ganar una competición o a acercarte al podio. Me veo lo suficientemente preparada y me considero lo suficientemente competitiva como para pasar más rondas que una o dos. Soy consciente de que el nivel de la competición es altísimo, pero acudo con muchas ganas e ilusión. Y sin complejos.
Todavía es pronto, pero lo que puedo decir es que no renuncio a nada. No obstante, hay que esperar un tiempo para ver si tengo o no opciones. Yo, desde luego, voy a intentarlo.