En condiciones normales, durante este pasado fin de semana, la joven deportista valenciana Lucía Sempere debía de haber disputado el Campeonato de España sub-20 de escalada en la modalidad de bloque. No obstante, y ante la cancelación del torneo de esta categoría de edad por parte de la Federación Española, Lucía se vio obligada a afrontar el Nacional absoluto. Es decir, a acortar los plazos y a asumir un reto superlativo. Antes del evento, y tras las buenas conclusiones extraídas en las diversas pruebas de la Copa de España, la deportista FER se marcaba el objetivo de convertirse en una de las seis finalistas.
Una vez en la final, no era descartable lograr el bronce. El oro y la plata se presentaban casi inalcanzables. No obstante, Lucía (Valencia, 18 años) rompió todos los pronósticos y conquistó, de manera tan sorprendente como espectacular, la medalla de oro. Campeona de España absoluta, la mejor de las 22 participantes, con tan solo 18 años. La escaladora FER compartió honores con Alberto Ginés, campeón olímpico. La ciudad de Cáceres, sede del certamen, ya pasa a ser uno de sus destinos preferidos. Cuatro días después del éxito, Lucía Sempere sigue experimentando una intensa combinación de alegría, orgullo, sorpresa y cierto vértigo. La niña que, con tan sólo dos años, empezó a trepar en el rocódromo de un parque de bomberos, y que siempre ha sentido devoción por la estadounidense Alex Puccio, se ha hecho mayor antes de lo previsto.
Sigo sin creérmelo del todo. Siendo sincera, no me esperaba ganar. En Cáceres, mi objetivo era pasar a la final y mejorar mi cuarto puesto en la general de la Copa de España. Como mucho, podía colgarme un bronce. Veía el oro prácticamente imposible. Realmente, ni me lo planteaba. Ha sido un desenlace tan mágico como sorprendente.
Pues, al estar todavía en una especie de nube, todavía no me he parado a pensarlo, la verdad. Pero, sobre todo, espero que sea un impulso para disputar pruebas internacionales en 2023. Para seguir creciendo, hay que competir fuera de España y medirte con las principales rivales internacionales. Ojalá sea así el próximo año.
Realmente, creo que puedo llegar hasta donde quiero llegar siguiendo en Valencia. Aunque todo, y siempre, se puede mejorar, cada vez, se están inaugurando más instalaciones y disponemos de más medios. Además, en general, la escalada va ganando en aceptación y en popularidad entre el gran público. El oro olímpico de Alberto Ginés ha sido vital. Si me propusieran irme a otro lugar de España, me lo podría plantear, lo estudiaría. Pero no creo que diera el paso, porque no lo considero imprescindible para conseguir mis objetivos.
Más allá de lo puramente deportivo, más allá de mis buenos agarres, de mis buenas inclinaciones, de mi juego de piernas y pies, y de conseguir llegar a más bloques que las rivales, lo más importante fue la predisposición, la mentalidad con la que afronté la final. Me planteé la final sin presión. Pensé que no tenía nada que perder y tenía mucho que ganar. Quería disfrutar de la experiencia. Esa fue la clave.
Me resulta difícil elegir entre una modalidad u otra. Son bastante diferentes. En mis inicios, tenía una mayor preferencia por la dificultad (por la cuerda, en nuestra jerga), pero, de un tiempo a esta parte, esta predilección ha ido desapareciendo. Quizás, el bloque sea más divertido y variado. Además, el bloque te ofrece más opciones. En la cuerda, solo tienes un intento y hay mayor presión. Con respecto a si puedo repetir el oro, no lo sé. Me lo voy a tomar como lo hice este pasado fin de semana. Sin presión, sin ningún objetivo concreto y con la idea de disfrutar. Es más, diríamos que ya he hecho los deberes. Todo lo que logre en Getafe será un regalo.