Más que rivales, se consideran compañeros. Incluso, amigos. Se conocen a la perfección, tanto en lo personal, como en lo deportivo. Llevan compartiendo entrenamientos y vivencias durante tres años. Hasta la fecha, por razones de edad, nunca habían coincidido en un Campeonato de España de verano. Este fin de semana, sin embargo, Jorge Dávila y Andreu Boix van a enfrentarse a un escenario desconocido. Los dos atletas castellonenses van a mantener su primer cara a cara en un Nacional al aire libre. Será en Santander, escenario del Campeonato de España sub-23. El pulso se presenta repleto de alicientes. Además, por muchos motivos. De no surgir ningún imprevisto o percance, la victoria en el decatlón debe de corresponder a uno de los dos. Es más, mirando hacia el futuro, los dos deportistas FER están llamados a liderar las combinadas en el atletismo español.
Hace pocas semanas, Dávila (Benicássim, 22 años) y Boix (Moncófar, 20 años) ya midieron sus fuerzas. Fue en la Reunión Internacional de Arona, en Tenerife. En aquel momento, hubo, prácticamente, un empate técnico. Jorge obtuvo 7.536 puntos. Andreu, 7.550. Ambos registros, por cierto, fueron marcas personales. No obstante, la nota final de Dávila estuvo condicionada por el percance sufrido en la última prueba. En plena disputa de los 1.500m, el “combinero” de Benicàssim sufrió unos fuertes calambres en los isquiotibiales. Incluso, perdió la verticalidad. Terminó como pudo. Tal contratiempo le restó puntos. Pero tampoco Andreu hizo un decatlón de 10. Según comentó días después, sus prestaciones en Arona tenían mucho margen de mejora. Espadas en alto. Por cierto, en el reciente Campeonato de España absoluto, el ganador del decatlón, David Abrines, sumó 7.355 puntos, cifra considerablemente inferior a las logradas por los dos atletas del Playas en Castellón en Arona.
Se da la curiosa circunstancia de que Dávila está invicto en los Campeonatos de España sub-23. Jorge concluye su paso por esta categoría de edad en 2022. Desde 2020, ha ganado los tres Nacionales en pista cubierta. Además, se impuso en el Campeonato de España al aire libre de 2020 (no disputó el de 2021). Es decir, si logra el oro en Santander, cerraría su etapa como sub-23 con un balance inmaculado, impoluto. Andreu, su amigo, su inseparable compañero de entrenamientos, asume la ingrata tarea de impedírselo. “Somos conscientes de que vamos a ser protagonistas de una historia llamativa, pero intentamos llevarlo con normalidad. Estamos entrenando como siempre. La especial tensión que pueda haber en estos últimos días responde a la cercanía de una cita muy importante, todo un Campeonato de España, no tanto por nuestro duelo directo en Santander. Obviamente, los dos queremos ganar, pero, pase lo que pase, el respeto y el aprecio que nos profesamos está por encima del resultado”, comentan, de forma coincidente, Boix y Dávila.
“Yo soy más frío. Andreu es más pasional. A veces, me gustaría tener esos arranques emocionales de Andreu. Al margen de esta diferencia en el carácter, esta rivalidad ya la proyectamos en los entrenamientos, pero es un pique muy sano, muy noble y que nos está enriqueciendo a los dos. Ojalá, el duelo que mantendremos este fin de semana se pueda repetir en un futuro durante mucho tiempo”, señala Dávila. Por su parte, Boix, totalmente revitalizado tras su amargo 2021, destaca de Jorge “su seriedad a la hora de preparar las competiciones. Es muy riguroso, muy metódico. No deja nada a la improvisación. En cierto modo, es un espejo en que el que todos nos fijamos” señala el atleta de Moncófar.
Testigo directo de este pulso será Manoli Alonso, la maga de las pruebas combinadas en España, la entrenadora que ha convertido el estadio Gaetà Huguet de Castelló en la particular mina de esta modalidad atlética. Alonso ya sabe lo que es y supone gestionar una situación de estas características. La preparadora castellonense tuvo que enfrentarse a un escenario muy similar con el binomio Claudia Conte-Carmen Ramos. Lejos de ser un problema, lo considera como “una suerte. Como un privilegio”. Cuantos más, mejor”, comenta. Bajo su coordinación, están dos atletas que, sin ser enormes talentos, apuntan muy alto y despiertan grandes expectativas de futuro. Dávila y Boix están en las mejores manos. De momento, Manoli se frota las manos. Y, desde la más absoluta equidistancia, también exclama: ¡que gane el mejor!