Altibajos. Vaivenes. Mezcla de sabores. Tan pronto siente rabia, como, de inmediato, satisfacción. A un momento de frustración, le sucede un instante de alegría. A veces, ve la botella medio llena, pero otras, medio vacía. No puede olvidar el maldito puño que le endosó el rival y que forzó el asalto de oro, pero también mira con orgullo la medalla de plata lograda tras un excelente torneo. Así de fluctuante es el balance que hace Raúl Martínez del reciente Campeonato de Europa, evento celebrado en Manchester. El deportista FER se colgó una extraordinaria plata cuando ya acariciaba el oro, cuando ya rozaba el título continental. A falta de sólo 3 segundos, el croata Sapina igualó el combate. Después, la lotería del tiempo adicional favoreció al balcánico. No obstante, la segunda plaza es un excelente resultado. Constituye un magnífico botín. Raúl sigue pletórico. Si le respetan las lesiones, la presencia en París 2024, los que serían sus segundos Juegos, es muy factible.
Sí, todavía tengo en la mente esos últimos segundos de la final. Aunque creo que hice un muy buen trabajo contra el cabeza de serie número 1, es inevitable un cierto sentimiento de rabia y frustración por perder el oro de esta forma. Pero la experiencia me dice que, a medida que pase el tiempo, daré mucho más valor a esta plata y al excelente torneo realizado.
Sinceramente, creo que sí. No sólo porque se me escapó el oro a falta de tres segundos, sino porque estuve por delante durante todo el combate. Él me remonta en los últimos 40 segundos. Pero bueno, también su capacidad de reacción es digna de elogio. Al final, sólo gana uno. Fue un cara o cruz, y la suerte le sonrió a él. Por cierto, en los últimos meses, Sapina y yo nos hemos enfrentado en tres ocasiones. El balance es 2-1 para él. Y los tres combates han llegado al asalto de oro.
Me vi en apuros, pero no, perdido. Aunque la diferencia en contra sea considerable, nunca veo perdido un combate. Me dedico a puntuar y a evitar que el rival sume. Hay que lucharlo y pelearlo hasta el final. Me considero muy competitivo. Y la experiencia también cuenta. Por tanto, tampoco en este caso concreto, me vi fuera de la competición. Sabía que podía remontar y lo logré.
Sí, la verdad. Un cambio de peso siempre conlleva un periodo de adaptación. En mi caso, tal transición no ha existido. Los éxitos han llegado de inmediato. Y como dije antes del Europeo, me encuentro en un gran estado de forma. Hacía tiempo que no tenías estas sensaciones.
Es posible, no lo descarto, pero ahora mismo, no tengo una respuesta. Hay que meditar mucho esta decisión, porque es muy importante, y hay que analizar los pros y los contras. Cuando llegue ese momento, en el mes de enero de 2023, lo estudiaremos y decidiremos.
Todavía queda mucho. Sé que el tiempo transcurre con mucha rapidez, pero aún quedan dos años. Voy a mantener mi planteamiento habitual: paso a paso, torneo a torneo, año a año. No quiero obsesionarme con los Juegos de 2024. Sobre todo, porque el billete olímpico en taekwondo es carísimo y no puedes hacer previsiones. Pero obviamente, no voy a negar que pienso en París, que estamos ya a mitad de ciclo y que ese es el gran objetivo.