Por mucho que dos graves lesiones en su rodilla derecha, en los años 2011 y 2014, le hayan curtido, le hayan endurecido y le hayan acostumbrado a convivir con la adversidad, el gimnasta Néstor Abad (Alcoi, 28 años) no puede evitar, en las últimas semanas, una explosiva mezcla de desolación, abatimiento, rabia y frustración. Todo, por la miocarditis moderada que le ha sido diagnosticada tras muchas pruebas médicas. La miocarditis es una inflamación del tejido muscular del corazón. La pesadilla comenzó a principios de enero. “En cuanto arrancaba los entrenamientos, al más mínimo esfuerzo, empezaba a sentirme mal. Pulsaciones aceleradas, fatiga, dolor de pecho, sensación de ahogo o falta de aire. Durante los dos o tres primeros días, quería pensar que era una crisis pasajera. Me transmitieron que podía ser un episodio de nervios o ansiedad. Pero pronto, reparé que algo no iba bien, que esto era serio. Por desgracia, los peores temores se han confirmado”, explica el deportista alicantino.
“En principio, me practicaron un TAC, prueba que no desveló nada grave. Es decir, seguí entrenado con cierta normalidad y exigencia, pero no podía. Me resultaba imposible. Incluso, hubo días en que sufrí mareos antes de acabar las sesiones. Por tanto, decidí bajar la intensidad y hacer entramientos mucho más suaves, pero también así me encontraba mal. Finalmente, a raíz de una resonancia magnética, es cuando se ha desvelado la afección”, comenta Néstor Abad, obligado, de momento, a parar por completo entre 3 y 6 meses.
Ahora, se está estudiando el origen de la enfermedad. “Obviamente, soy el primer sorprendido. En tanto que deportista de élite, he llevado una vida y una alimentación sana y ordenadas. Además, me choca que haya aparecido ahora y no al inicio de mi carrera deportiva. Estoy tan noqueado, como impotente y desconcertado. Pero, sobre todo, triste, porque ya me puedo despedir de la temporada. Ojalá se vaya con la misma rapidez con la que he venido y pueda estar en el Mundial, previsto en Liverpool en el mes de octubre, pero sinceramente no lo creo”, añade el gimnasta FER.
Convertido en el mejor exponente de la gimnasia artística española durante los últimos 6 años, Néstor Abad acumula una amplísima experiencia a sus espaldas. Curiosamente, el gimnasta alicantino nunca ha podido brillar ni en Campeonatos de Europa ni en Juegos Olímpicos. El deportista alicantino ha estado presente en los Juegos de Río de Janeiro 2016 y en los de Tokio 2021. En ninguno de los dos, pudo exhibir su mejor versión. Por contra, Abad sí ha cuajado excelentes actuaciones en los Campeonatos del Mundo. Sobre todo, en el de Doha 2018. También, aunque en menor medida, en el de Japón 2021.
“Siempre se dice que las lesiones llegan en el peor momento. Desde luego, en esta ocasión, lo puedo atestiguar. Tras la decepción sufrida en los Juegos de Tokio, había recuperado fuerza y confianza con mi actuación en el Campeonato del Mundo del pasado mes de octubre en Japón. Esa inercia positiva que me dio el reciente Mundial me reafirmó en mi firme voluntad de darme una nueva oportunidad olímpica e intentar recorrer el camino hacia París 2024. Si así lo había decidido, no era por enrocarme o buscar revancha tras las malas experiencias de Río y Tokio. Continuaba por plena convicción. Porque considero que todavía tengo por delante unos años buenos y que todavía no ha llegado el momento de decir adiós”, señala el deportista FER.
Néstor Abad se encuentra ahora en su Alcoi natal con su familia. “La verdad es que mi vida ha cambiado por completo. Acostumbrado a los durísimos entrenamientos, ahora el reposo es total. Como mucho, algún ligero paseo para llevar a mis hijos al colegio. Pese a esta quietud e inactividad, todavía sufro algún episodio de malestar. Es más, por si acaso, he dejado de tomar café, una de las pocas licencias que me permitía en la alimentación. Lo peor de todo es la incertidumbre, tanto por cómo se ha originado, como por cuándo acabará. Yo, en las dos graves lesiones de rodilla, era consciente de que me esperaba una larga recuperación, pero sabía que la travesía por el desierto tenía un final. Ahora, no. Ahora, desconozco cuándo acabará la pesadilla. Es lo que peor llevo”, señala, para acabar Néstor, inmerso en su rotación más difícil. Pero de complicadas tesituras anteriores ha salido. Ésta no será una excepción.