Como es habitual en el Proyecto FER, el atletismo va a ser uno de los primeros deportes en activarse en este nuevo año. En breve, en pocos días, arrancaran los primeros eventos, un anticipo de lo que llegará en febrero, mes que acogerá los diversos Campeonatos de España, y en marzo, momento del Campeonato del Mundo de pista bajo techo. Después, en mayo, se iniciará una trepidante temporada al aire libre. En las próximas jornadas, vamos a conocer cómo afrontan la temporada los atletas del Proyecto FER. En este primer capítulo, nos centramos en los cuatro deportistas FER que estuvieron presentes en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Eusebio Cáceres
Con el influjo de Tokio. Con el espíritu de la capital nipona. Así afronta Eusebio Cáceres la nueva temporada. De los pasados Juegos Olímpicos, el atleta alicantino, de 30 años, se trajo mucho más que un diploma. Regresó con un baño de autoestima, con una inyección de confianza, con el entusiasmo de un principiante. Todavía hoy, seis meses después, lamenta haberse quedado a las puertas del podio, a tan sólo 3 centímetros del bronce. No obstante, la cuarta plaza en Tokio no le supuso a Eusebio una especial amargura. El saltador alicantino se queda con la brillantez de su concurso, la que le permitió establecer tres marcas personales del año en apenas media hora y le posibilitó volar hasta los 8,18m.
Aquel precedente le ha revitalizado. Tanto, que el alicantino no sólo se plantea estar en los tres grandes eventos internacionales de 2022: el Mundial de pista cubierta en Belgrado durante el mes de marzo, el Mundial al aire libre en Estados Unidos durante el mes de julio, y el Europeo al aire libre en Múnich durante el mes de agosto. Además, aspira, de nuevo, a estar entre los mejores. Incluso (esta vez, sí), a pisar podio.
Jorge Ureña
Acostumbrado a sortear todo tipo de contratiempos y dificultades, a Jorge Ureña le supo a gloria su paso por los Juegos de Tokio. No en vano, protagonizó la mejor combinada de su vida deportiva en el momento ideal. El pasado 5 de agosto, el atleta alicantino, de 28 años, completó el decatlón olímpico en unos magníficos 8.322 puntos, su plusmarca personal. Ocupó la novena plaza, muy cerca del diploma, a tan sólo 91 puntos del octavo, el ruso Ilya Shukrenyov.
Aquel resultado en Tokio le reafirmó en su trabajo, en sus capacidades. Y le transmitió un mensaje de optimismo de cara al próximo ciclo olímpico. De momento, al corto y al medio plazo, de cara a este apasionante 2022. Ureña tiene previsto competir en los tres grandes torneos existentes durante esta temporada. En el Mundial bajo techo de Belgrado, aspira a estar cerca del podio. Mientras, en el Europeo al aire libre, se ha propuesto lograr una medalla, y en el Mundial de verano, su objetivo es ser finalista y acabar entre los 8 mejores. Además, otros de sus retos pasan por mejorar el récord de España de heptatlón, plusmarca que él mismo ostenta y que está cifrado en 6.249 puntos, y acercarse a los 8.400 puntos en el decatlón.
Pablo Torrijos
Una desventura en toda regla. Lo peor, y con mucha diferencia, que puede sufrir un deportista. En el día clave, a pocos minutos del instante supremo, en pleno calentamiento antes de afrontar el momento soñado, todo se torció. Un súbito y doloroso pinchazo en la planta del pie derecho arruinaba sus sueños y expectativas. Horas después, las pruebas médicas revelaban una lesión en la fascia plantar Es el resumen de lo que le ocurrió a Pablo Torrijos (Castelló de la Plana, 29 años) en los Juegos de Tokio.
Tras aquella desgracia, son fácilmente imaginables las ganas de revancha que acumula el atleta castellonense, deseoso de recuperar su mejor versión y de alcanzar los mejores registros. Los mismos que firmó durante la temporada 2020, la mejor de su trayectoria deportiva. En marzo, poco antes del estallido de la pandemia, alcanzó unos imponentes 17,18m en Ourense, en el Nacional de España en pista cubierta. En julio, voló hasta los 17,09m en Castellón. El triplista FER está convencido de que puede recuperar ese exuberante nivel.
Fátima Diame
Nueva etapa. La atleta FER ha decidido cambiar de aires. Ha abandonado su Valencia natal y a los Blanquer, los entrenadores de toda su vida, y se ha mudado hasta Guadalajara para integrarse en el equipo de trabajo coordinado por Iván Pedroso y del que, entre otras, forman parte Yulimar Rojas o Ana Peleteiro. Diame ha justificado su decisión en la necesidad de encontrar nuevos alicientes y estímulos.
Diame sabe que tiene una gran marca en sus piernas. Así lo acreditó el 29 de junio, fecha en la que, de forma agónica, logró el mejor salto de su vida, 6,89M, registro con el que se clasificaba in extremis para los Juegos de Tokio. Por desgracia, semanas después, no podía brillar en la capital nipona, donde estuvo muy lejos de su mejor nivel y no pasó de unos discretos 6,32. También el año pasado, disputó el Campeonato de Europa bajo techo en Polonia, torneo en el que ocupó la séptima plaza con 6,47m. De cara a 2022, Fátima desea estar en las dos grandes citas del verano, Oregon y Múnich. Y, una vez allí, cuanto menos, convertirse en una de las 12 que superan la calificación y acceden a la final