De carácter afable y trato exquisito, a Lara González (Santa Pola, 28 años) le cuesta, durante estos días, mantener su habitual sonrisa. Sin esperarlo, la deportista alicantina se ha visto inmersa en una historia con tintes de cierta crueldad. Ha sido víctima de un malévolo guiño del destino. Una lesión en su mano derecho de ha privado de disputar todo un Campeonato del Mundo de balonmano. De por sí, este hecho ya es un infortunio lamentable. Pero se convierte en doloroso cuando el contratiempo físico llega 24 horas antes de que arrancara el certamen mundialista. Y, en macabro por apartarle del Mundial más especial de su carrera deportiva, el que se está disputando en Torrevieja, a sólo 20 kilómetros de su Santa Pola natal. “No me consta que tenga enemigos, pero este guion que me ha tocado sufrir es, en efecto, digno del peor de los enemigos”, comenta Lara.
Dos meses. Éste es el tiempo de baja que le espera a la deportista FER tras romperse el dedo anular de su mano derecha. Lara González se lesionó el martes 30 de noviembre, sólo un día antes del primer partido de la selección española en el Campeonato del Mundo. Este pasado viernes, 10 de diciembre, pasó por el quirófano. “Más que dolor físico, es dolor anímico. Disputar un Mundial al lado de tu casa era como un sueño, un privilegio irrepetible. Tengo familia que vive en Castilla y León. Se había organizado para acompañarme y animarme durante estos 10 días de partidos en Torrevieja. Por supuesto, mis padres, que viven en Santa Pola, no iban a faltar…”, explica la jugadora alicantina.
“Como espectadora, he estado presente en todos los encuentros. Sólo me he perdido el del pasado viernes, por la operación. El primero de todos, sólo 24 horas después del percance, resultó muy complicado. Cuando llegué al pabellón, cuando vi llenas las gradas, cuando salieron mis compañeras a la pista… estaba muy confusa. Como noqueada. No sabía si era una pesadilla pasajera, o una escena tan real como triste. Con el paso de los encuentros y los días, los sentimientos siguen siendo contradictorios, aunque, como suele ocurrir, el paso del tiempo lo suaviza todo. Estoy más tranquila, más resignada, más serena, lo he asumido, aunque no del todo, e intento disfrutar del espectáculo. Por encima de cuestiones personales, hay que apoyar a nuestras chicas, a ‘Las Guerreras’”, explica la jugadora alicantina”.
Casualmente, a principios de octubre, con motivo de los dos partidos clasificatorios para el Campeonato de Europa de 2022, Lara González ya se lesionó con el combinado español. “Fue en Portugal. En ese momento, sufrí una rotura muscular en los isquiotibiales. Ahora, dos meses después, me fracturo el dedo anular de la mano derecha. Aunque sea mala suerte y casualidad, vaya racha llevo con la selección”, se lamenta Lara, convencida de las opciones de sus compañeras en el momento de la verdad del Campeonato del Mundo. “De momento, las chicas están haciendo un torneo impecable, inmejorable, con un pleno de victorias, pero es cierto que el martes llega el partido de cuartos de final, que siempre es el instante clave y decisivo en un evento de estas características. Al final, nos ha tocado Alemania. Yo soy optimista. Hace pocos días, en un torneo previo al Mundial, ya les ganamos. Apuesto por nosotras. Ojalá sea así y nos metamos en la lucha por las medallas”.
A la espera del desenlace en este Campeonato del Mundo, Lara González intenta pasar página de este episodio tan desdichado en el que se ha visto inmersa. “Todavía ha de transcurrir un tiempo para que lo pueda olvidar por completo. La mejor manera de superarlo es volver a jugar y recuperar la normalidad. Espero poder hacerlo en febrero con el París, mi equipo. Y, sobre todo, pasará a la historia cuando vuelva a disputar partidos con la selección. Toda la gente me ha apoyado con el mismo argumento y las mismas palabras: ‘piensa que todavía te quedan muchos torneos internacionales por delante’. Espero que, dentro de unos meses, lo acontecido sea un amargo recuerdo”, señala, para finalizar, Lara González. Si hay medalla, la alicantina también será partícipe de la conquista.