Agarrado, desde hace años, a figuras tan consolidadas como Pablo Torrijos, Eusebio Cáceres, Jorge Ureña o Fátima Diame, el atletismo de la Comunitat Valenciana encuentra motivos para mirar al futuro con optimismo. Las razones tienen nombres y apellidos. Principalmente, cuatro. Enrique Llopis, Claudia Conte, Javier Mirón y Enrique Herreros. En mayor o menor medida, todos ellos han ofrecido argumentos de peso. Una vez demostrada su solvencia, los cuatro se adentran en sus particulares aventuras con un destino muy claro: los Juegos Olímpicos de París. El año 2022, un curso plagado de grandes citas internacionales, se presenta clave para calibrar su crecimiento y progresión, y para compararles con sus rivales nacionales. Todos ellos han de sortear una feroz competencia doméstica. Hoy, nos ocupamos de Enrique Llopis y de Claudia Conte.
Enrique Llopis: “Sueño con estar en el Mundial de los Estados Unidos”
Durante el pasado verano, el atleta de Bellreguard pasó de la desolación a la alegría en apenas dos semanas. A finales de junio, una inoportuna lesión muscular sufrida en plena disputa del Campeonato de España arruinó sus opciones, que no eran pocas, de clasificarse para los Juegos de Tokio. Quique Llopis, de 21 años, tuvo que tirar de madurez y dureza mental para olvidar esta desventura, y afrontar con entereza el Europeo sub-23. Obligado a entrenar con cautela para evitar que la dolencia se agravara, el discípulo de Toni Puig apenas se enfrentó a las vallas. Pese a todo, el sábado 10 de julio, el atleta FER alcanzaba su, hasta el momento, principal éxito deportivo, el bronce en los 110m vallas por tan sólo una centésima.
Para mí, los tres tienen, prácticamente, el mismo valor e importancia. Pero, si tuviera que quedarme con uno de los tres, elegiría el Campeonato del Mundo de verano. Es un Mundial, es al aire libre, se celebra en los Estados Unidos… No se puede pedir más. Sueño con estar en este torneo. La mínima, 13:32, es muy dura, pero no, imposible. Si no la logro, está la opción del world ranking.
Asier viene de ser sexto en unos Juegos Olímpicos, un resultado que está al alcance de muy pocos. Digamos que forma parte de los elegidos. Pero sinceramente, no creo que sea ya inalcanzable. Si las lesiones me respetan y yo consigo dar mi mejor versión, estoy convencido de que puedo darle mucha guerra.
No es fácil dar una cifra exacta, pero creo que, si logro mi plenitud, puedo rondar los 7.60 en pista cubierta y los 13:30 al aire libre. Estoy muy motivado. Son marcas a mi alcance.
Claudia Conte: “Mi gran objetivo del año es disputar el Europeo de Múnich”
Cada heptatlón es mejor que el anterior. En cada torneo, se supera a sí misma. Éste es el gran valor de la ‘combinera’ de Benicàssim, su extraordinaria competitividad. Así lo ha demostrado durante los tres últimos años, desde el verano de 2018, el momento que supuso el inicio de su incesante escalada. Y, sobre todo, así lo acreditó en la fantástica temporada de aire libre de 2021. En dos meses, fue capaz de establecer tres marcas personales: en mayo, 5.943 puntos en el Nacional de combinadas por Autonomías; en junio, 6.029 puntos en la Reunión Internacional de Arona; y, lo más importante, en julio, 6.186 puntos, un registro que la entronizaba y le concedía la medalla de plata en el Europeo sub-23. A sus 22 años, Claudia no atisba límite.
Tengo muchas expectativas y esperanzas depositadas en el Europeo al aire libre de Múnich. Esa mínima de 6.250 puntos la veo factible. Además, me hace una gran ilusión ir al Mundial de Oregon. Allí, casualmente, tengo familia con la que me une mucha relación. Por tanto, sería muy especial. La marca exigida es 6.420 puntos, lo cual ya son palabras mayores, aunque siempre está la vía del world ranking. Pero repito, el gran objetivo del año es Múnich.
Lo sigo pensado, sí, pero también es cierto que, cada año, me veo más cerca y voy acortando las distancias. No obstante, en la actualidad, María sigue algunos peldaños por encima.
Con absoluta normalidad. Antes aludía a la comparativa deportiva con María Vicente. En lo mediático, aunque yo empiece a atraer más miradas, el foco principal sigue centrado en ella. Todavía siento que voy de tapada, lo cual no me viene mal. En el fondo, la presión es producto de mi exigencia, y no viene derivada de lo que diga u opine el entorno.