Paciencia, resignación, dureza mental y equilibrio emocional. A todo ello ha tenido que recurrir Noa Ros (19 años, Coves de Vinromà, Castellón) para sobrellevar un escenario complicado. Para gestionar un periodo espinoso y, sobre todo, largo, muy largo. Tanto, que se ha prolongado durante casi dos años. La gimnasta FER no competía en un evento internacional desde febrero de 2020, momento en que disputó el Grand Prix de Moscú. A los pocos días, irrumpía una pandemia que paralizaba, por completo, el mundo del deporte. Y meses después, la castellonense era víctima de una grave lesión de cadera que le obligó a pasar por el quirófano a principios de diciembre. Su tortuosa travesía finalizó este pasado fin de semana con la presencia en el Grand Prix de Marbella, el evento en el que Noa ha vuelto a sentirse gimnasta.
“Echo la vista atrás y no puedo evitar emocionarme. Ha sido una etapa muy difícil. Primero, por todo lo que supuso la pandemia. Pese a ello, yo no me vine abajo durante el confinamiento. Aproveché el encierro para mejorar mi condición física y mi trabajo corporal. Cuando, poco a poco, recuperamos la actividad en los tapices, vino el gran golpe: la lesión en la cadera. Todo era muy contradictorio, muy paradójico. Por una parte, me encontraba bien de forma; pero, por otra, los dolores eran cada vez mayores y restaban calidad a los entrenamientos. Al final, no hubo más remedio que someterme a una intervención quirúrgica. Todo el proceso posterior al paso por el quirófano también resultó muy frustrante. Para una competidora nata como yo, el ver que otras compañeras iban a retomar los torneos, a participar en importantes eventos y a luchar por grandes objetivos, y el no poder ser partícipe de todo ello, me generaba una tremenda impotencia. Es más, reconozco que tardé bastante en volver a la sala de entrenos. Obviamente, no por miedo o por desmotivación, sino porque mi mente no me lo permitía… Felizmente, todo aquello ya es pasado. Vuelvo a ser yo”, explica Noa Ros, campeona de España absoluta honor en 2019.
Tardé bastante en volver a la sala de entrenos. Obviamente, no por miedo o por desmotivación, sino porque mi mente no me lo permitía
Noa Ros
Realmente, la gimnasta FER reapareció hace dos semanas, en una jornada de la Liga Iberdrola desarrollada en el Colonial Sport de Alfafar. Pero fue una vuelta simbólica, testimonial. Sólo hizo un aparato. Su regreso ‘real’, con la ejecución de los cuatro aparatos, se escenificó este pasado fin de semana en el Grand Prix de Marbella. Preguntada por sus sensaciones y su balance, ésta es la respuesta: “Estoy muy contenta. En lo personal y emocional, volver a competir, 20 meses después, en un evento internacional, con un pabellón poblado de espectadores, y con un público entregado y generoso, es lo máximo. En lo puramente técnico o deportivo, extraigo buenas conclusiones. Ha sido un buen punto de partida. A partir de ahora, a progresar y a buscar la perfección”, comenta Noa Ros, quien acabó el all aroud en la 10ª plaza de un total de 24 competidoras.
La deportista nacida en Coves de Vinromá añade: “Sé que todavía tengo mucho margen de mejora. Salgo de una operación complejísima y de un largo periodo de recuperación. Además, sólo llevo entrenando dos meses. Y no, al 100%, porque, en las primeras semanas, tampoco podía arriesgar en exceso tras una inactividad tan prolongada. Debía cumplir y obedecer las pautas médicas. Por tanto, en Marbella, he reaparecido, sí, pero todavía condicionada por todo lo acontecido en los últimos meses. No obstante, reitero, estoy contenta y las sensaciones han sido muy buenas. A nivel físico, me encuentro bien. Y competir sin dolores es una bendición”, señala Ros.
En apenas 10 días, arranca un nuevo Campeonato del Mundo de rítmica. Será en Japón, destino al que no viajará Noa Ros. “Soy consciente de que no voy a ser una de las seleccionadas para este próximo Mundial. En todo caso, mi ilusión y ambición para este nuevo ciclo olímpico están intactas”, comenta la castellonense, quien aporta una argumentación muy interesante: “En 2022, cambian los códigos de puntuación. Es decir, a partir del próximo año, la rítmica se adentra en una etapa distinta a la de los últimos tiempos. Por tanto, por una parte, habrá que conocer las, digamos, nuevas reglas de juego; y después, ver qué gimnastas se adaptan mejor a esas nuevas reglas, a ese nuevo código. En España, tenemos un nivel altísimo. La competencia es feroz. Somos muchas compañeras luchando por lo mismo, lo cual, por cierto, es una gran noticia para nuestro deporte. Sea como sea, yo sigo soñando en grande. En 2022, tenemos el Campeonato de Europa. En 2023, un Mundial en casa, en Valencia. Y en 2024, los Juegos de París. Cómo no ilusionarse”, expresa, para concluir, la ‘nueva’ Noa Ros.