Sea del deporte que sea, un Campeonato de España siempre es un evento del máximo interés y relevancia. Es un torneo en el que se dirimen los reinados domésticos. Durante esta semana, se está celebrando el Nacional de gimnasia rítmica. Además, en la Comunitat Valenciana; en las instalaciones del Colonial Sport de Alfafar. En esta ocasión, el certamen ha estado claramente marcado por las ausencias. Por unas u otras razones (básicamente, por lesiones), la máxima categoría, la conocida como “honor”, se ha desarrollado con menor competencia y participación. Pese a ello, las deportistas del Proyecto FER han vuelto a exhibir su hegemonía. Polina Berezina, en el torneo absoluto, y Lucía González, en el junior, han hecho buenos los pronósticos y se han adjudicado sus respectivas medallas de oro. Es decir, han revalidado las coronas nacionales el pasado año.
Un mes después de completar la mejor actuación de su carrera deportiva en el Campeonato de Europa celebrado en Bulgaria, y de luchar, hasta el último momento, por un billete olímpico que, más que caro, era casi prohibitivo, Polina Berezina volvía a los tapices. Sin rivales de consideración como, las también deportistas FER, Noa Ros o María Año, o la catalana Natalia García, Polina se ha impuesto a sus dos principales “amenazas” en este Campeonato de España: la vasca Salma Solaun y la turolense Alba Bautista. Sus mejores notas llegaban en los ejercicios de aro y mazas. De esta manera, la gimnasta de origen ruso, pero afincada en la Comunitat Valenciana desde muy pequeña, obtenía su cuarto título de campeona de España.
No obstante, más allá de lo que ha sucedido esta semana en Alfafar, la gran incógnita se centra en saber cuáles son los planes de futuro de la gimnasta FER. Polina sigue sin ser del todo explícita. “Cuando se me pregunta si estoy dispuesta a cubrir un nuevo ciclo olímpico e intentar llegar a París 2024, y no respondo de forma categórica, no es porque no quiera, es porque no lo sé con certeza. Claro que me gustaría intentarlo. Me he quedado a las puertas de Tokio y quisiera tener una nueva oportunidad de ser olímpica. Pero depende de muchos factores. Lo único que tengo claro es mi intención de disputar el Campeonato del Mundo, previsto para el mes de octubre en Japón. Si la seleccionadora lo estima oportuno, en el certamen mundialista sí quiero estar. Lo que pueda pasar a partir de 2022 no puedo pronosticarlo. Entre otras cosas, porque depende, en gran medida, de los apoyos que reciba y, cómo no, de mi salud, de mi estado físico”, comenta Polina.
La segunda representante del Proyecto FER que también se proclamaba ayer campeona de España en Alfafar es Lucía González, quien, sin apenas competencia, conquistó el oro en la categoría junior honor. Hace ahora siete meses, en diciembre de 2020, siendo aún junior de primer año y, por tanto, de las más jóvenes, dio la gran campanada. Se impuso a las teóricas favoritas y concluyó en la primera plaza. Hasta el momento, este hito de la pasada temporada ha sido el gran logro de una aventura iniciada a los 3 años, cuando era una niña “y ya empezaba a hacer el pino”, recuerda. Apasionada de la competición, se considera una deportista “muy cabezota. Mis fortalezas son los equilibrios, los giros y el manejo de los aparatos. Mi debilidad son los saltos, aunque estoy mejorando poco a poco”, comenta Lucía.
A sus 15 años, esta jovencísima deportista nacida en Villajoyosa es una de las grandes esperanzas de la rítmica española para los próximos años. Pese a tener por delante, aunque sólo sea por edad, a Polina, a Noa Ros, a Alba Bautista, a María Añó o a las vascas Teresa Gorospe y Salma Solaun, y pese a profesarles un gran respeto y una gran admiración a todas ellas, Lucía González no se deja intimidar. Está convencida de sus opciones de cara al próximo ciclo olímpico. Y va a intentar aprovecharlas. Sin complejos.