Nuevo capítulo de esta sección en la que un joven deportista del Proyecto FER entrevista a uno de sus ídolos o espejos en los que se refleja. En esta ocasión, los protagonistas son Nacho Campos Bea y Lidón Muñoz del Campo. A los dos les unen muchas coincidencias. Ambos son nadadores, ambos son de Castelló de la Plana, ambos se han especializado en la modalidad de crol, y ambos brillan en distancias cortas y explosivas. Sin competiciones durante este ejercicio, Nacho presentó unas espectaculares credenciales en 2019, cuando acumuló tres oros en el Nacional infantil de verano. Lidón, por su parte, roza la presencia en los Juegos Olímpicos del próximo verano. El imberbe, de 16 años, admira (más bien, venera) a la consagrada, de 24. Éste es su diálogo.
Lidón: Prácticamente, 11 años. Obviamente, ese momento de despertarse tan temprano es muy duro, pero la motivación y la ilusión pueden con todo. Lo complicado es incorporarte y abandonar la cama (risas). Una vez has dado ese paso, ya no hay marcha atrás. La sensación de sueño pasa rápidamente. Una vez estás en marcha, sabes que vas a hacer lo que te llena y te da felicidad.
Lidón: Aquellos que tienen un talento o una clase innata van con ventaja. Pero tengo muy claro que el hecho de no tener un talento especial no te cierra ninguna puerta. Lo más importante es saber quién eres, conocer tus fortalezas y tus debilidades. Y, sobre todo, capacidad de trabajo y muchas ganas de alcanzar el objetivo que te propones, aunque, para ello, tengas que superar un camino duro.
Lidón: Me fui de Castelló a los 14 años. Y la verdad, en ningún momento me arrepentí. Reconozco que, al principio, fue duro, y tuve mis momentos difíciles y de debilidad. Pero nunca albergué dudas sobre si seguir o regresar a casa. Siempre supe adónde quería llegar y cuál era el camino.
Lidón: No. Me gusta ser así, disciplinada, organizada, con un gran sentido de la planificación. No quiero que salga mal lo que depende de mí y puedo controlar. Por otra parte, la crisis que nos está afectando en la actualidad me ha enseñado a adaptarme a los cambios. Es algo muy útil que me ayudará para el futuro
Por supuesto. De ese contratiempo, nunca te libras del todo. Me ocurre más de lo que pueda pensarse, tanto en los entrenamientos, como en las competiciones. Y sí, sigue siendo bastante desagradable (risas)
No especialmente. Si acaso, tengo la costumbre de subir siempre al poyete por el lado izquierdo, aunque haya un cartel de publicidad que lo dificulte. Y me gustaría que me recordaran como una deportista paciente, persistente, trabajadora, voluntariosa y a quien la cabezonería o terquedad (en el buen sentido) le acabó dando frutos.
En vacaciones, me baño en la piscina, pero sólo para refrescarme, no doy ninguna brazada.