Deporte de contacto, combates individuales, inexistentes distancias de seguridad y espacio cubierto. Son las características del judo, uno de los deportes más sensibles y, por lo tanto, más complicados de relanzar tras el parón provocado por el coronavirus. No obstante, con unos protocolos muy rigurosos y con un cuidado extremo, algunos de los principales judokas del Proyecto FER empiezan a retomar su actividad sobre el tatami. El judo y algunos de sus exponentes se convierten en los protagonistas de hoy en el repaso a la paulatina vuelta a la normalidad deportiva.
En la actualidad, uno de los focos neurálgicos del judo en España se localiza en Valencia, en el CEAR (Centro Especializado de Alto Rendimiento) de Benimaclet, cuya coordinación corre a cargo de los históricos Laura Gómez y Sugoi Uriarte. Esta instalación acoge a un buen número de deportistas. De forma regular, en torno a 70, cifra que se incrementa exponencialmente durante las concentraciones, en las que participan deportistas del máximo nivel internacional y de muy diversa procedencia. En el grupo habitual de judokas que, día sí y día también, trabajan en el CEAR, los hay muy jóvenes y los hay totalmente consagrados. Entre las consolidadas, se encuentran dos componentes del Proyecto FER, la cordobesa de nacimiento, pero valenciana de formación, Julia Figueroa y la alicantina Ana Pérez Box.
68 días después, Ana y Julia volvieron a pisar un tatami. El paréntesis se inició el viernes 13 de marzo y se cerró el jueves 21 de mayo. “Todo es muy distinto. Sólo coincidimos ocho judocas en un mismo turno. Cuando llegamos, antes de acceder a la sala de entrenamiento, hemos de cambiarnos de calzado, nos toman la temperatura, nos administramos gel hidroalcohólico, venimos medio equipados de casa, nos quitamos la ropa en un borde del tatami, y nos ejercitamos con mascarilla y guantes. Y, por supuesto, de momento, sólo trabajo físico e individual, y al concluir, a ducharnos a casa. Y entre nuestro grupo y el siguiente turno de 8, momento de desinfectar todos los aparatos y materiales”. Así explica Ana Pérez Box el protocolo diseñado para entrenar en el CEAR de judo de Valencia. “Es evidente que extrañamos no combatir. Lo añoramos. Pero el simple reencuentro con entrenadores, compañeros y, sobre todo, con el tatami ya fue una inyección de ilusión. Ni punto de comparación con entrenarte en casa”, comenta Julia.
Una de las instrucciones y recomendaciones más repetidas durante toda esta crisis sanitaria es la de respetar la distancia interpersonal. Algo imposible en un deporte de contacto como el judo. La gran pregunta es: en qué momento se podrán retomar los cuerpo a cuerpo sobre un tatami. “Lo desconocemos. Estamos a la espera de que nos lo autoricen. Lo que sí sabemos es que, cuando se puedan recuperar los combates durante los entrenamientos, durante un tiempo deberemos ejercitarnos con la misma persona. Es decir, no podremos ir cambiando de compañero” señala Ana Pérez
Al margen de la evolución de la pandemia, Ana, Julia y otros muchos están muy pendientes, y también deseosos, de que se vayan suavizando las protocolos y normas de los entrenamientos. “Para nosotros, es vital poder recuperar la normalidad en nuestro día a día. De la misma manera que, para un nadador, es vital una piscina, para un judoka es vital tener enfrente a otro judoka”, comenta Ana Pérez.
Y todavía hay otra gran incógnita en el horizonte. Además, no menos importante: la reconfiguración del proceso clasificatorio para los Juegos de Tokio. A principios de marzo, antes de la irrupción del covid-19, Julia Figueroa y Ana Pérez Box tenían su pasaporte olímpico muy encaminado. Julia, una de las caras nuevas del FER 2020, es quinta en el ranking de menos 48 kg. Por su parte, Ana Pérez es séptima en menos de 52 kg y también acumula muchas opciones. No compiten desde el 21 de febrero en el Grand Slam de Dusseldorf (bronce para Julia, séptima plaza para Ana). “Sabemos que no es nada fácil rehacer un calendario. De momento, lo único que sabemos es que han reubicado el Campeonato de Europa en Praga, previsto inicialmente a principios de mayo, en el fin de semana de 8 al 10 de noviembre. Esperemos que pueda celebrarse en ese momento. Porque, la verdad, más allá del horizonte de Tokio de dentro de 13 meses, necesitamos estímulos para mantener la tensión y la motivación”, concluye Ana.