Continuamos repasando cómo están viviendo algunos de los componentes del Proyecto FER la crisis sanitaria que ha generado el Covid-19. Hoy, nos ocupamos de tres deportistas especialmente afectados, por la modalidad que practican. Son los nadadores paralímpicos José Antonio Marí, Ariadna Edo y David Levecq. El primero de ellos logró, el pasado 7 de marzo, la mínima B (es decir, su pasaporte virtual) para los Juegos Paralímpicos de Tokio. Afincado en Barcelona desde hace unos años, entrena en el Centro de Alto Rendimiento de la capital catalana. No obstante, cuando la situación empezó a agravarse, se encontraba en Valencia. “Antes de que se decretara el estado de alarma, viajé de nuevo a Cataluña; en concreto, a Creixell, un pueblo costero en la provincia de Tarragona. Aquí estoy con mi pareja y estamos más tranquilos”, apunta.
El nadador valenciano confiesa que el coronavirus “ha sido un duro golpe. A partir de la segunda quincena de marzo, tenía previsto empezar un nuevo plan de preparación enfocado ya hacia el Campeonato de Europa de finales de mayo en Portugal. Estaba ilusionado y motivado. Ahora, con un futuro incierto, no sé muy bien qué pasará y un poco de desmotivación sí que hay, pero es lo que toca y tenemos que asimilarlo lo mejor que podamos”, señala. Con el conocimiento ya de que los Juegos Paralímpicos se celebrarán del 24 de agosto al 5 de septiembre de 2021, Marí espera que le “respeten” la marca obtenida en Barcelona y se mantenga su plaza virtual en Tokio.
Mientras, David Levecq todavía estaba en pleno proceso de búsqueda de la mínima que le permitiera acompañar a José Antonio hasta Japón. David también entrena en Barcelona. “He preferido quedarme aquí y no viajar a Valencia. Temía, como así ha ocurrido, que la situación aún se complicara más. Levecq, voz experta y autorizada, está expectante y a la espera de saber qué campeonatos serán los que le puedan valer para lograr la ansiada mínima. Tanto él como José Antonio Marí se muestran alineados en el pensamiento de que “es una decisión acertada y un alivio para todos que en 2020 no haya Juegos y se hayan aplazado al 2021”, explican.
Por su parte, Ariadna Edo, también pendiente de la clasificación paralímpica, piensa que toda esta grave crisis sanitaria “está teniendo un impacto muy grande en nuestra preparación. Estamos sin poder entrenar. Veo que es una situación muy fuera de lo común y muy perjudicial para todos los deportistas”, cuenta, muy preocupada.
Ariadna Edo es, de estos tres nadadores, la única que vive y entrena en Madrid. Optó por volver a su casa, a Castellón, tras el anuncio de cierre del CAR. “Ahora mismo, la situación es muy complicada y me preocupa mucho lo que estamos viviendo en el mundo entero. Aún no me pongo en la situación de que vamos a estar bastante tiempo sin ejercitarnos de forma normal. Estamos a la espera de que comuniquen el nuevo calendario de competiciones para, una vez todo esto pase, poder centrarnos en conseguir el billete olímpico. Aunque ahora mismo lo importante es frenar y controlar el virus. Por encima de nuestros intereses y preocupaciones como deportistas de élite, tenemos que colaborar como personas y seguir todas las recomendaciones que se nos dan”, argumenta.
A la hora de continuar con las rutinas de entrenamiento, los deportistas hacen, en mayor o menor medida, lo que pueden dentro de sus hogares. Más difícil es en el caso de los nadadores, que necesitan una instalación específica para ejercitarse. De momento, se centran en mantener el estado físico. Levecq, por ejemplo, ha comprado aparatos de gimnasia para casa, José Antonio Marí tenía la esperanza de poder nadar en la playa. “Pensaba que aquí estaríamos mejor, pudiendo incluso nadar con neopreno en la playa, pero tampoco. Cuento con material deportivo con el que intentaré hacer ejercicio diario, pero lo tendré que hacer en un patio exterior dentro la vivienda”, explica. Ariadna ha recibido unas tablas de su entrenador con las que se está ejercitando también en su domicilio.