Cinco meses después de cerrar la pasada temporada de la mejor forma posible, con la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Néstor Abad vuelve a escena. El deportista de Alcoi (el mejor gimnasta español de la actualidad) ya está listo para inaugurar un año muy especial: el que le llevará a su segunda participación olímpica. Néstor ya compitió en Río 2016. En aquel momento, lo hizo a título individual. En menos de medio año, el componente del Proyecto FER (más maduro, más experto, más curtido, con más bagaje) repetirá vivencia. En este caso, como líder y abanderado del equipo nacional.
Abad disputará 4 eventos internacionales antes de competir en Tokio 2020. Hace pocos días, debía de haber comparecido en Australia. Sin embargo, una fuerte gripe le dejó fuera de combate. Ya recuperado, el gimnasta alicantino inaugurará el curso con su presencia en la Copa del Mundo de Chicago, prevista para el fin de semana del 6 al 8 de marzo. Dos semanas más tarde, del 20 al 22 de marzo, se personará en otra Copa del Mundo. En esta ocasión, en Alemania. Estos dos eventos se desarrollarán con formato de all around (los 6 aparatos) y sin finales específicas por aparatos. Para principios de abril, quedará la Copa del Mundo de Tokio. Y a finales de mayo, el Campeonato de Europa en Bakú. A pocos días de empezar a exhibir su fuerza, su equilibrio, su elasticidad y, sobre todo, su calidad, éstas son sus reflexiones.
Me encuentro bien, tanto física, como mentalmente. Con ganas de que arranque esta temporada tan especial. Salvo una fuerte gripe que me ha afectado en las últimas semanas, estoy animado. Y a nivel deportivo, me veo con confianza, con seguridad y con opciones de hacerlo realmente bien.
Si tuviera que quedarme con dos, elegiría los dos últimos. A principios de abril, la Copa del Mundo de Tokio, por el simbolismo de competir en la sede de los Juegos sólo tres meses antes. Y en mayo, el Europeo de Bakú. En los últimos años, no he acabado de brillar en los certámenes continentales. A ver si este año puedo hacerlo igual de bien que en los dos últimos Mundiales.
Los tengo prácticamente cerrados. He introducido variaciones en tres aparatos: en caballo con arcos, el aparato que más se me ha resistido en los últimos años, en suelo y en paralelas. En todos ellos, arriesgo más y he subido las notas de partida. En paralelas, además, he cambiado la estructura del ejercicio. Esperemos que sea para bien.
En Tokio, no sólo quiero mejorar lo hecho en Río. A nivel individual, el objetivo mínimo es, como en los dos últimos Mundiales, convertirme en uno de los 24 gimnastas para la final all around o concurso individual completo. Pero no me conformo con esto. Una vez en la final, me gustaría acabar entre los 10-12 primeros. Y en el torneo por equipos, en total, somos 12 combinados. Pasan a la final los 8 mejores. Lo veo difícil, no imposible. Nuestro conjunto todavía tiene margen de mejora y crecimiento.
Comparándome con Río 2016, soy un gimnasta con más experiencia, con más oficio, con más temple, con más capacidad para gestionar los nervios y las emociones. Con respecto al futuro, no tengo ninguna decisión tomada. En gran medida, todo pasa por cómo acabe tras los Juegos de Tokio, pero sí puedo decir que no es descartable que pueda seguir e intentar cubrir otro ciclo olímpico, hasta París 2024. Me veo con el nivel suficiente para afrontar un ciclo más.