Por muy autoexigente y autocrítico que quiera ser, Héctor Catalá tiene difícil poner objeciones, hallar resquicios, al curso 2019. El pasado año resultó prácticamente impecable. Casi insuperable. Rozó la perfección. Abrazó la excelencia. El paratriatleta de Serra (de 31 años, categoría PTV1, categoría de discapacidad visual) hizo del podio su hábitat natural. Ocupó las plazas de honor en todas las pruebas internacionales que ha disputado. Cinco carreras, cinco medallas. Cuatro oros y una plata. Y lo más importante, logró la clasificación directa para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
El rutilante balance de Héctor Catalá durante 2019 se inició con el oro en la Serie Mundial de Milán (28 de abril). Continuó con la plata en la Serie Mundial de Montreal (28 de junio). Alcanzó su máximo esplendor con el título de campeón del Mundo en Lausana (1 de septiembre). Se enriqueció, todavía más, con el oro en la Copa del Mundo de Banyoles (8 de septiembre). Y se redondeó con la plata en el Campeonato de Europa celebrado en Valencia (14 de septiembre).
Pese a este deslumbrante repóquer de galardones, el paratriatleta FER evita la autocomplacencia. “Por supuesto, fue una temporada buenísima; sobre todo, en cuanto a resultados y registros. Ahora bien, en cuanto a rendimiento, creo que todavía podemos mejorar. Hubo alguna prueba en la que el resultado estuvo por encima del rendimiento o de las sensaciones, Por ello, no somos conformistas y considero que aún tenemos margen de crecimiento”, apunta el deportista de Serra.
Todo lo vivido durante el Mundial y todo lo que vino después de ese logro es muy grande
Obviamente, el hito que más huella dejó en la memoria de Héctor Catalá fue la medalla de oro lograda en el Campeonato del Mundo de Lausana. “A medida que va pasando el tiempo, le concedo más valor y más importancia. Es un recuerdo imborrable. Además, el homenaje que recibí días después en mi Serra natal, la sorpresa entre los más peques cuando voy a algún colegio y les digo que soy campeón del mundo… Todo lo vivido durante el Mundial y todo lo que vino después de ese logro es muy grande.
En cuanto al resto de pruebas, de todas me quedo con algo. Del Europeo de Valencia, a pesar de no lograr la corona continental, me quedo con las emociones de competir en casa delante de familiares, compañeros y amigos. De Milán, por ser el primer éxito de la temporada. De Banyoles, por ratificar el oro alcanzado una semana antes en el Mundial… Ya digo, todos los eventos te aportan aprendizajes y conclusiones. Y no sólo son positivas, También en todas ellas hay aspectos para mejorar”, señala Héctor.
Ahora, el deportista FER solo tiene una fecha y un momento en su mente: el sábado 29 de agosto. Es el día en que se disputará la prueba de paratriatlón categoría PTV1 en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. “Allí, será a primerísima hora de la mañana para evitar al máximo los efectos del calor y la humedad. Aquí en la Comunitat Valenciana será en la madrugada del viernes al sábado. Mis seguidores tendrán que trasnochar un poco; espero que haya muchos espectadores”, comenta, entre risas, Héctor. Antes, el deportista de Serra afrontará otras tres grandes citas: en marzo, la Copa del Mundo de Abu Dabi; en mayo, el Campeonato del Mundo en Milán y en junio, una nueva Copa del Mundo en Francia. Un año apasionante.