Con una incontenible ilusión ante lo que se avecina, pero con una cierta nostalgia por decir adiós a un año casi inolvidable. Así, en esta equidistancia de sensaciones, se encuentra Liliana Fernández a pocas semanas de cerrar el curso 2019. Un ejercicio que mantendrá en su memoria durante mucho tiempo. Sobre todo, gracias a dos fechas concretas y a dos grandes éxitos. Un domingo 10 de agosto, la deportista alicantina conquistaba en Moscú la medalla de bronce en el Campeonato de Europa. No fue un premio cualquiera. Llegó de una forma épica, después de salvar cinco bolas de partido en contra ante sus oponentes, una pareja suiza. Un mes y medio más tarde, el 22 de septiembre, Liliana y su inseparable compañera, la madrileña Elsa Baquerizo, alcanzaban la cima al proclamarse ganadoras del Preolímpico disputado en China, un espectacular logro que les asegura su participación en Tokio 2020, los que serán sus terceros Juegos Olímpicos.
“Ha sido un gran año. Aunque no hemos logrado ninguna medalla en los torneos del circuito mundial y nos hemos tenido que conformar con cuatro quintas plazas, que tampoco está nada mal, esos dos logros concretos del Europeo de Moscú y del Preolímpico de China nos han proporcionado unos momentos mágicos. De unas emociones indescriptibles. Sobre todo, las vividas en el Preolímpico de China. Elsa y yo llevamos muchos años al máximo nivel, afortunadamente hemos experimentado grandes alegrías, pero las sensaciones que tuvimos al ganar en China son difícilmente superables. Como dije en su momento, fue un instante muy potente”, comenta la deportista FER.
Liliana Fernández no sólo es una privilegiada a la hora de colocar, rematar o bloquear en su deporte, el vóley playa. También destaca por su sabiduría, por su experiencia, por su frialdad, por su capacidad analítica. Por ello, cuando en abril, mayo y junio no llegaban los resultados, nunca transmitió nervios, ansiedad o inseguridad. Siempre mostró una gran confianza en sus prestaciones. De presente y, sobre todo, de futuro. “Estaba convencida de que, con el paso de los torneos, mejoraríamos. Y, por supuesto, estaba segura de que obtendríamos la clasificación olímpica a través del ranking. Afortunadamente, este pasaporte llegó antes de lo previsto, por la vía del Preolímpico, lo cual nos aporta una tranquilidad impagable. No sé si hemos alcanzado el mejor nivel de nuestra carrera deportiva. Lo que sí repito es que hemos crecido mucho en saber leer todas las situaciones que generan los partidos, en cómo gestionar cada momento, ya sea un momento favorable o crítico. En suma, la palabra que lo resume es oficio”, señala la jugadora alicantina.
Desde el mismo momento en que se adjudicaron el Preolímpico en China, una sola palabra ocupa la mente, los planes y la previsión de Liliana y su compañera Elsa: Tokio 2020. Serán sus terceros Juegos Olímpicos. En los dos anteriores, tanto en Londres 2012 como en Río 2016, acabaron novenas. En ambos casos, superaron la fase de grupos, pero cayeron en el primer cruce, en los octavos de final. “Sigo sin olvidar plenamente las eliminaciones de Londres y Río. Continúo con esas espinas clavadas en el alma y la memoria. En Tokio, sí o sí, hemos de atravesar esa frontera y alcanzar, cuanto menos, los cuartos”, expresa Liliana. El punto de partida para la temporada olímpica será el 4 Estrellas de Cancún, a finales de marzo. Después, Singapur, Yangzhou, Xiamen, Itapema, Ostrava, Varsovia, Moscú, Roma y Suiza. “No los haremos todos, pero sí bastantes. No en vano, hay que llegar bien a Tokio y, para ello, hay que medirnos a los grandes rivales en los torneos más prestigiosos del circuito”, señala Liliana. Recuerdos de un imborrable 2019. Cosquilleo ante un 2020 ilusionante.