Octubre se ha despedido con brillantez. Con una interesante colección de logros. Ha habido una gran conquista: una clasificación olímpica. No obstante, el reciente capítulo deportivo ha ofrecido otros triunfos más terrenales, pero no menos meritorios. Por supuesto, de todas las alegrías registradas durante las últimas horas, sobresale, y con creces, el éxito logrado por el hockey español en Valencia. Las dos selecciones, tanto la masculina como la femenina, han conseguido sus respectivos pasaportes para estar el próximo verano en los Juegos de Tokio.
La cuota del Proyecto FER en este histórico hito la representa Lola Riera. La deportista valenciana ha vivido un fin de semana inolvidable. Ha alcanzado el billete olímpico en su ciudad. Además, con una aportación decisiva en las dos victorias, trabajadas y sufridas, ante Corea. En el primer encuentro (2-1 para España), Lola anotaba el gol de la victoria. En el segundo y definitivo choque de la eliminatoria, Riera convertía el penalty stroke que significaba el 2-0 y certificaba el acceso del combinado nacional a Tokio 2020. La jugadora valenciana lleva dos años espectaculares. En 2018, bronce en el Mundial de Londres. En 2019, bronce en el Europeo de Bruselas y, ahora, pasaporte olímpico. Las redsticks exhiben solvencia, seguridad, solidez.
Al margen de las clasificaciones olímpicas logradas por las selecciones españolas de hockey hierba en Valencia, el fin de semana ha dejado otras valiosas conquistas. Por ejemplo, el reencuentro de Blanca Palmer con el podio en una competición internacional. La taekwondista de Gandía se colgaba la medalla de plata en el Open de Serbia, un certamen de la categoría G1 (es decir, la de menor rango), pero que reunía una interesante participación. Palmer, muy irregular durante los dos últimos años, no lograba un metal internacional desde el pasado mes de abril, momento en el que obtuvo el bronce en la Copa Presidente de África, en Marruecos. Ayer, en Belgrado, la plata pudo ser oro. En la semifinal, Blanca recibió un golpe en su ojo derecho. Empezó a tener problemas de visión y decidió renunciar a la final.
Muy cerca del podio quedó Sonia Pereira. La joven deportista de Ribarroja del Turia rozó el bronce en el Campeonato del Mundo junior de karate, certamen que se ha celebrado en Chile durante los últimos días. Sonia ganó los dos primeros combates y perdió el tercero. Es decir, se veía obligada a luchar por la medalla de bronce a través de la repesca. Para ello, debía superar dos contiendas más. Venció en la primera; pero, en el cara a cara definitivo, cayó, de forma ajustada, ante la antigua campeona del Mundo en el año 2018. Al final, meritoria quinta plaza en todo un Mundial, el torneo que significaba su adiós a la categoría junior.
Ya en territorio nacional, el bádminton y el judo han concedido sendas alegrías. Por una parte, Fran Olivares y Carlos Sánchez-Alarcos no han podido comenzar mejor la nueva temporada. Los deportistas alicantinos, ambos de 20 años, se adjudicaban el torneo de dobles del Master Nacional de bádminton celebrado en Cantabria, evento que reunió a 32 parejas. Es el mejor resultado desde que se incorporaron a la categoría absoluta, ahora hace un año. Hasta la fecha, habían alcanzado dos medallas de plata. Carlos y Fran inician el curso siendo fieles a su principal objetivo: convertirse en uno de los mejores dúos a nivel nacional. Mientras, en el cuadro individual, Fran rozó las medallas. El jugador natural de Ibi cayó en los cuartos de final tras un encuentro tremendamente igualado. Además, su verdugo se convirtió en el ganador final.
Por último, Adriana Rodríguez Salvador (menos 57 kg, segundo y penúltimo año como cadete) continúa creciendo. La joven judoca de Castalla conseguía la medalla de oro en la Supercopa de España de la categoría disputada en Avilés, Asturias. Adriana, que el pasado año acusó el salto de infantil a cadete, empieza a ser muy fiable. De hecho, desde septiembre, lleva pleno de podios: tres competiciones, tres medallas (un oro y dos bronces).