Tiempo de quietud. De sosiego. Durante unos días, Polina Berezina respira. Descansa. Se relaja. Medita. Reflexiona. Se oxigena. Al menos, dos semanas de paréntesis, de tregua. “Las necesitaba tras un año cruento, la verdad. Ha sido un curso sin concesiones e inmisericorde”, señala la deportista FER. Con miles y miles de kilómetros recorridos. Con centenares de horas de entrenamientos. Con repeticiones de ejercicios hasta la saturación. Con un enorme desgaste físico y psicológico. Pero también, con una gran recompensa, la alcanzada en el Campeonato del Mundo de gimnasia rítmica celebrada hace pocas fechas en Bakú. Un evento en el que la deportista FER ha dado el esperado salto de calidad. En el certamen mundialista desarrollado en Azerbaiyán, la gimnasta de origen ruso, pero afincada en la localidad alicantina de Guardamar del Segura desde los 3 años, se dio un baño de autoestima. Se ganó un mayor respeto internacional. Subrayó su nombre. Logró meterse entre las 24 finalistas del total de 105 competidoras que hicieron el all around o rotación completa.
Para Polina Berezina, a la tercera ha ido la vencida. El de Bakú ha sido su tercer Campeonato del Mundo. En 2017, en Pesaro, ocupó la 34ª plaza de 90 competidoras. En 2018, en Sofía, finalizó en el 37º puesto de 115 gimnastas. En esta ocasión, sí consiguió meterse entre las 24 finalistas. “Ha sido un buen torneo. En la fase de clasificación, estuve especialmente bien en los ejercicios de pelota y de mazas. Por contra, no tuve mí día con la cinta. Pero, al poder descartar la peor de las 3 notas, la suma de los otros tres ejercicios me permitió convertirme en una de las 24 mejores y finalistas. En ese momento, casi ni me lo creía. Me llevé una inmensa alegría. Era el premio a semanas tremendas, de entrenamientos muy duros, de días de poco comer y poco dormir”, recuerda la deportista del Proyecto FER.
Una vez en la final, Polina, de 21 años, lo disfrutó “como nunca. Me vi bien, bastante regular y estable en los cuatro ejercicios. Repetí la 22ª posición de la fase clasificatoria y me quedé bastante satisfecha de mi actuación. De hecho, logré plaza para España en los World Games del año 2021. Aunque no pude acabar entre las 16 mejores y, por tanto, no pude conseguir billete olímpico de cara a los Juegos de Tokio de 2020, di lo mejor de mí y creo que ofrecí una buena versión. Lo que ocurre es que el nivel del resto de competidoras era espectacular. Lo intenté, pero no pude quedar más arriba”, explica la gimnasta FER. En realidad, Polina Berezina ratificó en Bakú la progresión dibujada durante los últimos meses. La deportista afincada en Guardamar del Segura había firmado buenas actuaciones en eventos como la Baltic Hoop de Letonia, en la Copa del Mundo de Guadalajara, en la Copa del Mundo de Minsk y en la Copa del Mundo de Portimao, certamen celebrado días antes del Mundial de Bakú y donde se coló en dos finales por aparatos.
Ahora, en cuanto acabe su merecido descanso, Polina empezará a preparar la próxima temporada. El sueño de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio sigue vivo. Es muy difícil, “pero tampoco lo veo inalcanzable. Tampoco estamos tan lejos. Quedan cuatro plazas individuales por asignar. Tres, por la vía de las Copas del Mundo (un total de 4) previstas en abril; y luego, una plaza a través del Campeonato de Europa, programado en Ucrania para el mes de mayo. Desconozco qué dos gimnastas iremos a las Copas del Mundo y qué gimnasta (sólo va una) irá al Europeo. Pero, vaya quien vaya, podemos soñar con lograr ese pasaporte olímpico para Tokio 2020”, concluye Polina.