Dos semanas después, empiezan a asimilarlo. Durante unos días, no se lo acababan de creer. Pensaban que estaban ante una pesadilla que acabaría más tarde o más temprano. Sin embargo, el paso de las jornadas les ha situado en la dura y triste realidad. La que les ha dejado sin opciones de estar en los Juegos de Tokio 2020. Un duro golpe sufrido el domingo 14 de julio en Colomiers, Francia. Cuando nadie lo esperaba, un rival teóricamente inferior como Portugal les apartó, contra todo pronóstico, de la carrera olímpica. Marcos Poggi, de 32 años, abandona la práctica profesional del rugby. Javier Carrión, de 28, se plantea compaginar el rugby 15 y el seven, y no descarta recorrer el próximo ciclo olímpico, el que desembocará en París 2024.
“Hacía tiempo que no lo pasaba tan mal. Empecé el partido en el banquillo. Desde el principio, se vio que no era nuestro día y que el rival nos tenía absolutamente maniatados. No podía evitar mi rabia. Con cada pérdida de balón (fueron muchas, más de las que en nosotros es habitual), pegaba un grito de desesperación”, recuerda Marcos Poggi. Con respecto a qué ocurrió exactamente, a cuál pudo ser la causa de la derrota ante Portugal, el deportista FER ofrece este diagnóstico: “Aunque pueda parecer un comentario oportunista por mi parte, cuando el día anterior supe que nuestro rival en cuartos de final era Portugal, no me gustó nada. Lo normal es que le ganemos 8 de cada 10 partidos que juguemos contra ellos, pero siempre se crecen cuando se enfrentan a nosotros. Se motivan especialmente. Y en un encuentro a cara o cruz como éste, les tenía miedo. Por desgracia, mis temores se confirmaron”, añade Poggi.
Marcos cierra una etapa. Han sido casi 17 años dedicados de forma íntegra al rugby. El jugador de origen argentino, pero formado deportivamente en España y empadronado en Elche, soñaba con estar en los Juegos de Tokio para poner un broche de oro a su dilatada trayectoria. “Ése era mi plan. No hay nada como unos Juegos Olímpicos. Lo pude comprobar en Río de Janeiro 2016. Y los de Tokio prometen ser espectaculares. Por eso, lo reconozco, me derrumbé en el Preolímpico de Francia. Fue una mezcla de emociones. En mi mente, se mezclaron muchos recuerdos del pasado y la tristeza porque se me escapaba mi último gran objetivo. Me quedo con el pequeño homenaje que mis compañeros de selección me hicieron esa misma noche. Así es el deporte; tan bonito, a veces, tan cruel, en otras”, añade Marcos Poggi.
También Javier Carrión le sigue dando vueltas a aquel infausto encuentro ante Portugal. “Nuestra selección practica un muy buen rugby seven. Hemos demostrado que podemos ganarle a cualquiera. Pero quizás, nos falte un poco de oficio en partidos a cara de perro. En los últimos tiempos, nos ha ocurrido alguna vez, aunque sin la gravedad y la trascendencia de esta derrota. Esto es deporte y no siempre los pronósticos se cumplen. Desde luego, perder contra Portugal no entraba en los cálculos de casi nadie. Sufrir, sí. Perder, no”, apunta el deportista nacido en Godella, pero afincado en Alicante. Carrión admite que ahora ya lo ha asumido, pero “los días inmediatamante posteriores me encontraba en estado de shock. No daba crédito a lo sucedido”, añade Javier.
Superado el trauma, Javier Carrión ya empieza a pensar en el futuro. Todavía son intenciones. Propósitos muy iniciales a los que tendrá que darles forma y consistencia con el paso de los meses. “Actualmente, mi idea es continuar con el rugby seven. No lo voy a dejar. Eso sí, mi planteamiento es el de ser más selectivo a la hora de jugar torneos. Al tiempo, quiero retomar el rugby 15 y ayudar a que mi club, La Vila-joiosa, vuelva, cuanto antes mejor, a División de Honor. Es decir, el escenario perfecto es compaginar las dos modalidades durante los próximos 2-3 años. Lo de llegar a los Juegos de París 2024 queda muy lejos. No lo descarto, pero hasta que no lleguemos a la mitad del próximo ciclo olímpico, no me lo plantearé de forma seria”, concluye Carrión.
Me derrumbé en el Preolímpico de Francia. En mi mente, se mezclaron muchos recuerdos del pasado y la tristeza porque se me escapaba mi último gran objetivo
Marcos Poggi