Los días 19 y 26 de junio del año 2016 ya forman parte de la historia del rugby y, por extensión, del deporte español. Fueron dos jornadas gloriosas gracias a las respectivas clasificaciones de las selecciones nacionales de rugby seven para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Primero, el 19 de junio, lo lograron los chicos en Mónaco.
La memorable y angustiosa victoria ante Samoa, con ensayo incluido en el tiempo de prolongación, permitió una gesta histórica en Mónaco. Una semana más tarde, el 26 de junio, las chicas completaron la fiesta. Ellas, con mucha más placidez y menos dramatismo, sellaron su pasaporte olímpico en la ciudad irlandesa de Dublín.
Tres años y un mes más tarde, ambos combinados nacionales vuelven a citarse con la historia en sendos torneos preolímpicos. El de Colomiers, Francia, para los chicos. El de Kazán, Rusia, para las chicas. Son las escalas previas a un vuelo con un destino soñado: Tokio 2020. En ambos casos, solo los campeones obtienen los deseados pasaportes olímpicos. La dificultad es extrema. La exigencia, suprema. El reto, apasionante.
El Proyecto FER estará presente en el desafío del equipo masculino. Hasta Francia, van a viajar Javier Mario Carrión y Marcos Poggi. No es ninguna utopía que “Los Leones” se proclamen campeones y, por tanto, alcancen el ansiado pasaporte olímpico. En teoría, el principal rival es Inglaterra. Aunque los británicos no atraviesan su mejor momento y no son el equipo tan imponente, casi invencible, de antaño, siguen estando un peldaño por encima del resto de los principales aspirantes. Así lo demuestra su quinta plaza en las Series Mundiales de este curso, recientemente finalizadas. Si los chicos no logran la primera plaza, han de intentar ser segundos o terceros para mantener viva la llama olímpica. Solo la segunda y la tercera posición permite clasificarse para el Preolímpico global o mundial, el último comodín para estar Tokio. Se celebrará en la primavera de 2020.
“No es fácil, desde luego, pero tampoco es imposible. En efecto, nuestro principal rival es Inglaterra. Considero que estamos en condiciones de superar a selecciones como Rusia, Francia, Irlanda, Alemania… Pero imponerse a los británicos ya son palabras mayores. Todo dependerá también de la configuración de los grupos y de los cruces que haya”, comenta Marcos Poggi, ansioso de protagonizar, en primera persona, la clasificación olímpica tras perderse, por lesión, el mágico momento vivido en Mónaco 2016.
Por su parte, Javier Carrión, también se muestra optimista. “Somos un muy buen equipo. Quizás no nos concedan el cartel de principal favorito, pero tenemos calidad, carácter, ambición, experiencia. Lo hemos evidenciado, de forma reiterada, durante los últimos años. Solo hay que recordar el precedente de la Serie Mundial del pasado mes de marzo en Vancouver, Canadá, cuando superamos a Nueva Zelanda. Ya digo, podemos ganar a cualquiera. Pero añado que, si no vamos a Tokio, no estaremos ante un fracaso. Hay mucho nivel” señala Carrión.
Los chicos han de conquistar Colomiers, Francia. Las chicas dirimen su sueño olímpico en Kazán. Lamentablemente, el Proyecto FER no tendrá representación en Rusia. Una vez más, la desgracia se ha ensañado con Teresa Bueso. El pasado jueves 20 de junio, durante un entrenamiento con la selección, Teresa, de 21 años, se dañaba de gravedad la rodilla de izquierda. Hace pocos días, la deportista FER pasaba por el quirófano. Estará de baja en torno a 6 meses. En 2016, la valenciana ya se perdió los Juegos de Río por una grave dolencia en su otra rodilla, la derecha. En 2017, no pudo asistir al Mundial de rugby 15 por una lesión en su mano. Teresa sólo quiere que el infortunio deje de golpearla. Y sólo desea recuperarse de esta nueva fatalidad. El sueño olímpico de Tokio 2020 es su mejor vitamina.