Si más tardío de lo habitual es el Campeonato del Mundo de atletismo convencional de 2019 (Doha, principios de octubre), todavía lo es más el de atletismo adaptado (Dubái, 8-15 de noviembre). Es decir, el año en curso es atípico y extraño para Héctor Cabrera, Kim López e Iván José Cano. El retraso con el que llega la gran cita del ejercicio propicia, en mayor o menor medida, cambios en la planificación de la temporada. Así lo admiten, sobre todo, los dos lanzadores.
“Claro que ha habido novedades en la preparación de 2019. El evento culminante del año llega con 3 o 4 meses de demora. De julio o agosto, pasamos a noviembre. Es decir, tenemos que dosificar nuestros esfuerzos y, sobre todo, no precipitarnos, no adelantar los picos de forma. Hemos de llevar nuestra plenitud hasta el mes de octubre, a pocas semanas del Campeonato del Mundo”, señala Kim López. De la misma opinión es Héctor Cabrera. “En otros años, a estas alturas, a las puertas de junio, estaríamos inmersos en pleno periodo de carga y de máxima exigencia. Sin embargo, en este curso, todo es distinto. Vamos a ver cómo lo gestionamos y cómo lo asimilamos, porque también, para nosotros, es todo muy novedoso”, comenta el lanzador de Oliva.
Más conformado se muestra Iván Cano Blanco, quien no aprecia tantas diferencias con respecto a otras temporadas. “Estamos acostumbrados a que los grandes eventos internacionales sean en la segunda mitad del año. Es cierto, que, en esta ocasión, el Mundial de Dubái llega un poco más tarde, pero estoy convencido de que, midiendo bien los tiempos, afrontaremos el certamen mundialista en buenas condiciones”, señala el saltador alicantino.
Iván y Kim tienen previsto disputar sendas pruebas internacionales durante el mes de junio. Iván, en la localidad vasca de Basauri. Kim, en principio, en Grosseto. Ahora bien, el caso de Kim es especial. A principios de abril, en pleno entrenamiento, el lanzador de peso y disco sufrió una caída con consecuencias bastante graves: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda.
Pese a todo, el deportista de Silla no va a pasar por el quirófano. Al menos, de momento. “Por ahora, no me voy a operar. Si me opero, me perdería el Mundial y no sé si llegaría del todo bien a Tokio 2020. Por tanto, voy a intentar aguantar hasta después de los Juegos. Otra cosa es que pueda”, señala, un tanto resignado, Kim.
Los tres saben lo que es pisar un podio de un Campeonato del Mundo. En el de Lyon 2013, Kim López logró el oro en lanzamiento de disco F12. En el de Doha 2015, Kim fue plata en disco F12 y bronce en peso F12, mientras que Iván Cano logró la plata en la longitud T13. En el de Londres 2017, Cabrera conquistó un bronce en la jabalina F12 y Kim López obtuvo un doble bronce, en peso y disco F12. Obviamente, de cara a Dubái, los tres atletas son ambiciosos y aspiran, de nuevo, a lo máximo. Sobre todo, por el simbolismo que tal hito entrañaría a menos de un año de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
De momento, otro de los grandes objetivos que el trio de atletas adaptados FER se traza para este curso es mejorar sus respectivas marcas personales. Héctor Cabrera aspira a establecer el récord del mundo. En realidad, el deportista de Oliva ya ostenta la plusmarca universal de forma oficiosa. En mayo de 2018, Cabrera proyectó su jabalina hasta los 64,86m, una espectacular marca que no fue homologada por un error administrativo: no se comunicó con la suficiente antelación la celebración de tal control. Por tanto, el récord del mundo de jabalina F13 sigue siendo de 63,38m. Lo que sí ostenta Héctor es el récord de Europa, con 62,28m.
En el caso de Kim López, su mejor registro personal en peso F12 (prueba de los Juegos Paralímpicos) está cifrado en los 16,44m, a tan solo 20 centímetros (16,64m) de la plusmarca mundial. Por último, el alicantino Iván Cano se muestra confiado en superar el mejor brinco firmado hasta la fecha y que le hizo volar hasta los 7,02m. El récord continental de la longitud T13 es de 7,23m. El mundial se cifra en 7,66m.