Héctor Cabrera necesitaba parar. Alejarse de la rutina que le rodeaba. Airear su mente. Después de unos años muy intensos, de dedicación casi exclusiva al atletismo, su cabeza y su cuerpo le exigían un respiro. Por ello, tomó la decisión de irse de Erasmus unos meses a Roma para desconectar, tanto a nivel psicológico, como físico. Un paréntesis que, como el propio atleta FER reconoce, va a ser beneficioso en su camino hacia los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
“La estancia en Roma me ha venido muy bien para limpiar la cabeza de tantos años de atletismo. Me ha permitido renovar las fuerzas y las ilusiones. He podido hacer cosas diferentes, aprender un idioma nuevo y vivir unos meses distintos. Era necesario hacer este descanso para empezar en plenas condiciones este año y medio previo a Tokio, unos meses en los que prácticamente no habrá tregua”, admite Héctor Cabrera.
La estancia en Roma me ha permitido limpiar la cabeza de tantos años de atletismo
Héctor Cabrera
Y es que la hoja de ruta que le espera al deportista FER es trepidante. En marzo, volverá de Roma y empezará la planificación, tanto física como técnica, para el Campeonato del Mundo de Doha (7-14 noviembre), en el que estarán en juego las plazas para competir en los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Tras, este Mundial, Héctor Cabrera (atleta de 25 años, con discapacidad visual y campeón de Europa de lanzamiento de jabalina este pasado verano) tendrá por delante 8 meses de infarto, en los que tendrá que preparar un Campeonato de Europa (julio de 2020) y unos Juegos Paralímpicos (25 de agosto-6 de septiembre de 2020).
Estoy convencido que el año de 2020 va a ser un gran año
Héctor Cabrera
“Obviamente, ya piensas en Tokio. Queda año y medio para los Juegos Paralímpicos. Por ello, a partir de ahora, la planificación es vital. Van a ser 18 meses muy intensos; sobre todo; el año de los Juegos Paralímpicos, ya que, en menos de 9 meses, tendremos que preparar un Europeo y la gran cita por la que llevamos trabajando cuatro años”, explica Cabrera.
Aún así, el atleta de Oliva se muestra optimista y cree que esta desconexión de unos meses en Roma le va a permitir afrontar con fuerza y energía la hoja de ruta que tiene por delante hasta Tokio. “Estoy convencido que el año de 2020 va a ser un gran año”, concluye.