Por muy espectacular y atractiva que sea, la ciudad de Berlín no será especialmente recordada por Kim López. Durante el pasado mes de agosto, el deportista de Silla se presentó en la capital alemana con ambiciosas expectativas y altas pretensiones. Kim aspiraba a ampliar su dinastía continental. Soñaba con incrementar su colección de oros en los Campeonatos de Europa de atletismo paralímpico. En Swansea 2014, dominó las pruebas de peso y disco F12 (categoría de discapacidad visual). En Grosseto 2016, revalidaba ambas coronas. Todo estaba encaminado a repetir el doblete en Berlín 2018. Pero el deporte acostumbra a ofrecer sorpresas. Y no siempre gratas. Una combinación de factores de diversa índole destronó al atleta FER. No obstante, no le descabalgaron del podio. Kim no se colgó el oro, pero sí sendas medallas de plata. Transcurridas dos meses tras la conclusión del Campeonato de Europa, el deportista valenciano sigue teniendo sensaciones contradictorias.
Tras la operación de la mano derecha a la que se sometió en el año 2017, Kim López llegaba casi pletórico a Berlín. Por respeto a sus rivales y por guardar una lógica prudencia, no reconocía abiertamente su favoritismo. No obstante, internamente, sí la asumía. En su primer examen, el lanzamiento de peso, “me ocurrió lo que nunca me había pasado. Desde el principio, desde el primer intento, me resbalaba en el círculo de lanzamiento. Inicialmente, pensaba que sería algo circunstancial, pero no. Avanzaba el concurso y seguía con problemas de estabilidad. De hecho, de los 6 tiros que hice, 3 fueron nulos, algo bastante inhabitual en mí”, recuerda Kim. Conclusión, no pudo revalidar los títulos continentales de los 2 anteriores Europeos y tuvo que conformarse con la medalla de plata. “En aquel momento, recuerdo que estaba ligeramente decepcionado, pero también hay que pensar que me ganó un gran rival, el ucraniano Danilyuk; por lo tanto, lo digerí bastante bien”, rememora López.
Quedaba su segunda oportunidad. El disco, prueba en la que, también, aparecía como gran candidato a la medalla de oro. Si cabe, más todavía que en lanzamiento de peso. “Recuerdo que, en pleno calentamiento, lancé el disco muy lejos; por encima de los 47m. Pero al cometer un nulo nada más empezar la final, me puse un poco nervioso, me descentré, me alteré. La verdad es que nunca me había ocurrido. Lo malo es que pasaban las oportunidades y no mejoraba. Tanto, que, tras el quinto y penúltimo lanzamiento, ocupaba la quita plaza. No daba crédito a lo que me estaba sucediendo. Por momentos, pensaba que estaba ante una pesadilla. Menos mal que, in extremis, en el último tiro, superé los 40m, me reencontré con marcas más habituales en mí y pude, a final, conquistar otra medalla de plata. No obstante, reconozco que no satisfizo del todo. Yo quería, al menos un oro; y, si era posible, 2, claro”, comenta Kim López.
De todo se aprende; también de las decepciones. Las conclusiones extraídas por Kim López a su paso por Berlín son muy sencillas: “nunca te relajes; nunca te des como favorito de antemano; en estos eventos de enjundia, hay que estar siempre al 120%. Si no, o lo pierdes tu o te puede ganar cualquier rival, que es lo que me pasó en Dublín. Ni mucho menos fue un exceso de confianza o de sensación de superioridad. Todo lo contrario. Se unieron diversas razones y pasó lo que no esperaba”, señala Kim. Lejos de empequeñecerlo y rodearlo de dudas, “lo ocurrido en Berlín me va a servir como aprendizaje, como experiencia enriquecedora. Lo veréis en el Mundial del próximo año en Dubai. Al tiempo”, concluye Kim.