Una simple toma de contacto con María Isabel Puche, por superficial y breve que sea, basta para descubrir con facilidad algunas de sus principales características. Seria, pero afable; responsable, a la par que correcta; tan atenta como generosa. Agradable, pero con carácter. Precisamente, ese carácter y esa personalidad vienen de serie. De hecho, quedaron evidenciados con tan solo 5 años. Siendo una niña, impuso su criterio al de su madre. A punto de ser inscrita en una escuela de baile, María Isabel Puche (nacida en Yecla en el año 1987, pero residente en Alicante desde 2005) prefirió una sala contigua, donde varios chicos y chicas jugaban disfrazados con un kimono blanco. Ahí es donde el judo se cruzó en su camino. Un capricho infantil o un flechazo a los que estará eternamente agradecida. Inmersa en el último ciclo olímpico (Tokio 2020 es su última opción de estar en unos Juegos), María Isabel es consciente de que, durante los próximos tres años, ha de abrazar la perfección en todas las competiciones que dispute. La siguiente y más inminente, ni más ni menos que el Campeonato del Mundo absoluto en Budapest, el cuarto en su carrera deportiva. La judoca FER competirá el 31 de agosto.
En pocos días, vas a disputar tu cuarto Campeonato del Mundo absoluto. ¿Con qué expectativas lo afrontas?
Viajo a Budapest a por todas. Soy consciente de que voy a encontrarme una competición durísima, el máximo nivel, pero no hay más estimulante que un Mundial. Hemos trabajado mucho durante estos últimos meses. Después de la concentración de Castelldefels de principios de julio, hemos estado tres semanas en Japón entrenando con una de las mejores universidades para chicas. Y este último mes, después de estar unos días en Valencia con el equipo nacional, ya estamos ultimando detalles en Alicante. Solo falta plasmar toda esta preparación en el momento de la verdad.
¿Cómo te autoevalúas como judoca? ¿Cuáles crees que son tus principales virtudes, y cuáles, tus principales defectos o carencias?
Como judoca, me considero muy voluntariosa, muy constante, muy trabajadora. Quizás, es tanta la pasión que tengo por este deporte que nunca desfallezco, que nunca me vengo abajo. Como defecto, diría que debería saber parar, saber dosificarme un poco más y ser capaz de descansar en algunos entrenamientos.
Aunque ya lo hacías en los últimos años, a partir de ahora, vas a compaginar con más asiduidad tus entrenamientos y tu preparación entre Valencia y Alicante. ¿Es correcto?
Me gustaría poder alternar los entrenamientos entre estos dos centros de trabajo. En ambos casos, pretendo aprovechar lo mejor. En Alicante estoy como en casa, y en el Centro de Tecnificación de Valencia el nivel es espectacular y las sesiones son de gran calidad.
¿Qué te ha aportado el judo en tu vida?
Que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la UNESCO, lo recomiende como el mejor deporte para que se practique en la infancia y la adolescencia lo dice todo. Me resulta complicado resumir en pocas palabras lo que me ha aportado el judo. Solo diré que transmite infinidad de valores, que enriquece a sus practicantes y que, como deporte, es de los más completos.
Creemos que no eres especialmente mitómana y que admiras especialmente a tu madre y a tu hermana…
En efecto. A mi madre, le debo mucho de lo que soy. Durante casi 8 años, me llevaba dos veces por semana de Yecla a Alicante para practicar el judo. Y no tengo grandes celebridades como ídolos o referentes. Admiro a todas las personas anónimas que cada día luchan por sus sueños, y a quienes, pese a las adversidades, siempre ven el lado positivo de la vida y muestran su mejor sonrisa y talante.