“Lo más difícil no es llegar, es mantenerse”. Éste es uno de los tópicos más utilizados, más escuchados, más recurrentes, pero, al tiempo, más verdaderos en el mundo del deporte. Y éste podía ser un buen titular para contextualizar la temporada que se le presenta a Blanca Palmer. La gran sensación del taekwondo español durante los últimos meses se enfrenta a un 2017 clave para certificar que sus cimientos son sólidos, que su proyecto de figura en ciernes es consistente, que el fulgor del pasado año es real. En definitiva, Blanca ante una prueba de madurez. Blanca, ante su particular mayoría de edad. Y no solo porque en pocos días, el próximo 16 de febrero, alcance los 18 años. También para reivindicarse como uno de los grandes referentes del taekwondo nacional para un largo periodo de tiempo.
Durante el año 2016, la deportista de Gandía vivió escenas y momentos muy parecidos a un cuento de hadas. Sobre todo, con la consecución de la medalla de plata en el Campeonato de Europa absoluto en Suiza con tan solo 17 años. Un portentoso ejemplo de precocidad y personalidad que Blanca Palmer aderezó con la naturalidad y la candidez propias de su edad. Ocurre, sin embargo, que la taekwondista FER ya no pasa desapercibida. Su espectacular irrupción de los últimos tiempos la ha sacado del anonimato a nivel internacional. Su nombre ya no es desconocido. Sus rivales ya la estudian al detalle. Otro ingrediente más que añadir al espectacular reto que tiene por delante.
La preparación de Blanca Palmer empieza a ofrecer movimientos significativos. Tácticas sintomáticas. La más llamativa, sin duda, el cambio de categoría de peso. Hasta la fecha, la deportista FER competía en menos de 46 kg. Desde ya, lo hará en menos de 49 kg. Categoría olímpica. Un tránsito claramente enfocado al sueño de clasificarse para los Juegos de Tokio 2020. El camino hacia la magna cita de la capital nipona acaba de iniciarse. Todavía queda una eternidad por delante, pero hay que empezar a tomar posiciones en el ranking internacional. Un desafío de tal magnitud (difícil, pero no inalcanzable) se planifica con mucha antelación.
En breve, Blanca Palmer empezará su particular montaña rusa. Un incesante carrusel de competiciones. Lógicamente, afrontará todos los campeonatos nacionales. El primero, el Nacional absoluto, previsto en Madrid dentro de diez días. No obstante, el momento cumbre del año llegará en el mes de junio con motivo del Campeonato del Mundo absoluto en Corea. La presencia de la deportista FER en el certamen universal, totalmente previsible si nada extraño sucede, se convertirá en un termómetro de gran fiabilidad para medir sus prestaciones en un acontecimiento de la máxima relevancia. Quienes bien le conocen, está tranquilos. “Blanca tiene un equilibrio mental y una temple privilegiados. Su gestión de los combates es asombrosa. Si pierde, será porque las rivales son mejores, no porque ella se acompleje y descomponga”, afirman. Cualidades privilegiadas a examen en un año crucial. El de su mayoría de edad. Personal y deportiva.