Llanea, esprinta, escala. Le apasiona la música y las manualidades. De hecho, toca la guitarra y el piano, y le encanta pintar y dibujar. Y por si todas estas virtudes fueran pocas, es una excelente estudiante. Acaba de finalizar segundo de Bachiller, ha aprobado la Selectividad y, en pocas semanas, empezará la carrera de Arquitectura Técnica en la Universidad de Alicante. Es el retrato de Sandra Alonso. La chica perfecta, la ciclista total. La deportista que este año, en su segunda y última temporada como junior, se ha adjudicado la Copa de España con una autoridad inapelable: con 6 victorias de las nueve pruebas disputadas, así como el Torneo Euskaldun femenino. Con 18 años recién cumplidos, Sandra, nacida en México, pero residente en Torrevieja desde los 8 meses, es una de las más firmes promesas del ciclismo femenino español de la actualidad.
Como suele ocurrir en la vida de toda gran deportista, la ejecutoria de Sandra Alonso también tiene su intrahistoria. La alicantina iba para gimnasta rítmica. De hecho, practicó esta modalidad desde los 6 hasta los 9 años. En ese momento, empezó a forjarse una gran ciclista. “Lo probé por casualidad, me gustó y aquí continúo. La verdad es que agradezco aquel cambio de deporte”, explica Sandra. La integrante del Proyecto FER es un ejemplo de cómo sacarle el máximo jugo y aprovechamiento a cada jornada. “Es cuestión de organizarse”, comenta Sandra, quien cuenta con la impagable ayuda de una familia volcada en su progresión, en su crecimiento. Sus padres Juan Carlos y Pilar, sus hermanos David y Juan Carlos, su abuela Josefa y su entrenador, Juan Francisco Andreu, aportan sus particulares contribuciones para que a Sandra no le falte de nada.
Aunque también le seduce el ciclismo en pista y ha conseguido brillantes resultados en el velódromo, Sandra Alonso encamina su carrera deportiva muy claramente hacia la ruta. Sus condiciones son envidiables. No hay apenas terreno que se le resista. “Me considero una ciclista bastante completa. Se me da bien el llano, he conseguido victorias al sprint, y me defiendo bastante bien cuando la carretera se eleva. En todo caso, creo que mi punto débil son las subidas largas. Ahí debo mejorar”, confiesa Sandra, cuya planta es imponente: 1 metro y 80 centímetros de altura con tan solo 18 años de edad. Su próximo gran reto es inminente: lograr el oro (ya sea en la crono, ya sea en la prueba en línea) del Campeonato de España junior, previsto para el primer fin de semana de septiembre en Cantabria. El pasado año, se colgó la medalla de bronce en la modalidad de ruta.
Cuando se le pregunta por un ídolo, Sandra apenas duda. Su referente es el ciclista polaco Kwiatkowski, campeón del mundo de ruta en el año 2014. Sencilla, casera y familiar, Sandra no es nada supersticiosa. Eso sí, confiesa ser golosa y “estar enganchada al chocolate”. Desconoce cuál es su límite y hasta dónde puede llegar. En todo caso, le gustaría convertirse en una gran ciclista a nivel profesional. “Soy consciente de que el ciclismo femenino es minoritario, pero el sueño de alcanzar la categoría profesional, y de disputar el Giro de Italia y unos Juegos Olímpicos nadie me lo puede quitar de la cabeza”, concluye Sandra.