Cuando a principios de año, días antes de que se iniciara la temporada atlética en pista cubierta, Daniel Andújar aseguraba sin ambages y de forma categórica que la consecución de la mínima olímpica en su prueba, los 800m, no era ninguna utopía, pocos podían pensar que su mensaje acabaría siendo una premonición y una demostración, justificada y sólida, de confianza en sí mismo. Pese a su juventud, 22 años, el deportista alicantino de San Vicent del Raspeig ya presenta un recorrido amplio y extenso. Y ya había mostrado hechuras de atleta de un excelente nivel. Pero rebajar la frontera de 1 minuto y 46 segundos se antojaba un desafío demasiado duro. Casi titánico. Palabras mayores. Hasta que el pasado 3 de junio, durante el Meeting Iberoamericano de Huelva, protagonizó su particular eclosión, burló la resistencia del crono y alcanzó la mínima olímpica con una espectacular marca de 1 minuto 45 segundos y 61 centésimas. Su presencia en Rio no es segura. Pero acaricia el pasaporte olímpico.
Su logro entraña un gran mérito. Como atleta de élite, Dani Andújar disfruta y posee unas condiciones privilegiadas para la práctica del atletismo. Muy por encima del común de los mortales. “Pero no soy ningún superdotado. Me considero un currante del atletismo. Todo lo que he conseguido ha sido a base de mucho esfuerzo, de mucho trabajo, de mucha insistencia y de mucha dureza mental. Y así seguirá siendo en el futuro”, apunta el atleta del Proyecto FER. Daniel Andújar se muestra especialmente agradecido a Llorenç Solbes, “mi entrenador de toda la vida, una especie de segundo padre. Llevamos muchos años juntos, mi trayectoria deportiva no se entendería sin su apoyo, sus consejos y su asesoramiento. Si finalmente voy a Rio, gran parte del logro también será suya”, señala el deportista alicantino.
Desde el pasado 3 de junio, Dani Andújar sigue pendiente de sí mismo, de su día a día, de sus entrenamientos, de sus progresos, de su sueño olímpico, de su calendario… Pero también está atento a la competencia. Le resulta inevitable vigilar los movimientos de los David Palacio, Alejandro Estévez o Antonio Reina, entre otros. En la competición atlética de unos Juegos Olímpicos, un país puede presentar tres atletas por prueba. En la actualidad, solo el andaluz Kevin López, el salmantino Álvaro de Arriba y el propio Dani Andújar han rebajado la frontera de 1 minuto y 46 segundos y, por tanto, han alcanzado la deseada mínima olímpica. Pero el partido aún no se ha terminado. “A principio de año, pronostiqué que podía conseguirlo y no me he equivocado. También aventuré que algún compañero más lo lograría. Y así ha sido. Hay que esperar”, señala el deportista FER. Si finalmente hay más de tres atletas con la marca exigida, la competición que dictaría sentencia será el Campeonato de España, previsto en Gijón para el último fin de semana de julio.
Mientras el paso de los días, las semanas y las competiciones dictaminen si se clasifica o no para Rio, la mente de Daniel Andújar es como un pequeño volcán en erupción. La ilusión desbordante de ser olímpico se mezcla con la debida cautela. Se imagina en el estadio Joao Havelange, pero al poco tiempo apela al realismo para no crearse falsas expectativas y no sufrir un abrupto despertar. Se mentaliza para todos los escenarios posibles. Sobre todo, para no relajarse y pensar que está todo hecho. Un ejercicio de sensatez y sentido común que en Daniel no requiere de un gran esfuerzo. “Como buen currante del atletismo, el camino se construye día a día, en cada serie, en cada entrenamiento”, apunta el representante del Proyecto FER. Así es como se ha situado a las puertas de Río.