Más madura, más curtida, más experta. Con más bagaje, con más recorrido, con más trayectoria. Liliana Fernández repetirá participación olímpica. Es oficial desde el pasado lunes 13 de junio. Ésta era la fecha en la que las quince primeras parejas del ranking mundial del vóley playa se aseguraban su clasificación para los Juegos de Río de Janeiro 2016. Y la deportista FER, junto con su inseparable Elsa Baquerizo, se encontraba en ese selecto grupo de elegidas. Con holgura y suficiencia, además. Como octavas. “Ahora sí podemos proclamar con tranquilidad que competiremos en Rio. Nuestro billete era virtual desde hace algunos meses, pero claro, siempre esperas la oficialidad para respirar tranquilas y poder celebrarlo”, apunta esta auténtica trotamundos del deporte español, para quien el estrecho pasillo de un avión es como el salón de su casa de Benidorm. Un espacio familiar, habitual, común.
En su frenética y exigente preparación de la cita olímpica, Liliana establece esta semana un pequeño paréntesis. Una tregua. Se encuentra en Tenerife, después de acabar quinta hace pocos días el Grand Slam de la ciudad polaca de Olsztyn. Era la undécima competición que afrontaba desde que iniciara el curso el pasado mes de febrero en el Open de Maceio, Brasil. “Tampoco existen grandes diferencias con respecto a años no olímpicos. La media de torneos que disputamos cada año es similar a la de esta temporada. En todo caso, la mentalidad y el planteamiento son distintos. En año olímpico, todo está enfocado hacia el gran momento del año. Rio lo condiciona todo”, apunta la deportista FER, de 29 años de edad. Lo que no cambia es “el corazón que le ponemos en cada partido, en cada remate, en cada intento de bloqueo. Seremos de las parejas más apasionadas con nuestro deporte y profesión” afirma Liliana.
De momento, Liliana Fernández se muestra moderadamente satisfecha con los resultados alcanzados desde el pasado mes de febrero. “Si me pides una nota, me pondría un 7. Aunque siempre se puede y se quiere mejorar, y aunque tanto yo como Elsa somos exigentes e inconformistas, la temporada está siendo bastante positiva”, reflexiona la deportista alicantina. Hasta la fecha, su hoja de servicios durante 2016 alterna enormes alegrías (la plata en el Open de Sochi o el bronce en el Open de Cincinnati) con alguna que otra decepción (no alcanzaron los cruces finales en el Grand Slam de Rio de Janeiro, o la eliminación en los octavos de final del Campeonato de Europa en Suiza). Antes de presentarse en la arena olímpica de Rio, la representante FER todavía afrontará el Major de Porec, también en Polonia, el Major de Gstaad, Suiza, y el Major de Klagenfurt, Austria.
Once años después de dejar su Alicante natal por la irresistible llamada del vóley playa, a Liliana le llega la gran oportunidad de premiar su valentía, su osadía, su valor. Porque la alicantina sabe que solo una medalla olímpica genera eternidad con el tiempo y plena veneración entre el gran público. Y no la descarta. “De momento, estamos entre las 24 parejas que competiremos en Rio, pero no nos conformamos”, explica la alicantina. En Londres 2012, en su primera comparecencia olímpica, Liliana y Elsa despertaron la típica empatía del pionero. Eran la novedad y causaron sensación. Acabaron novenas. Pero en Rio, ya no serán ningunas desconocidas. “Sabemos que van a alumbrarnos más focos. Lo asumimos con naturalidad. No nos ponemos ningún objetivo concreto, solo disfrutar y mejorar el juego de hace 4 años. A partir de ahí, a soñar”, concluye la deportista FER. Por personalidad y descaro, no será.