El número 17 ya forma parte de la vida deportiva de Pablo Torrijos. Durante los pasados meses de febrero y marzo de este año 2015, el deportista castellonense reescribió la historia y atravesó una frontera que, hasta ese momento, se le resistía al atletismo español. El representante del Proyecto FER consiguió un vuelo inédito en el triple salto nacional. Y por dos veces, además. Un 22 de febrero, Pablo estableció una marca de 17,03m en el Campeonato de España en pista cubierta celebrado en Antequera.
Días más tarde, un 7 de marzo, el castellonense hacía su notoriedad un centímetro más grande al llegar hasta los 17,04m, un registro que le permitió proclamarse subcampeón de Europa bajo techo en Praga. El salto de calidad ya era una realidad. Torrijos ya había proyectado sobre el foso de arena todo su potencial, carácter y talento.
Desgraciadamente, una cierta alteración de su planificación de la temporada al aire libre y unos dolores en los tobillos interrumpieron de raíz su meteórica progresión y le impidieron brillar en el Campeonato del Mundo de Pekín. El castellonense dejaba para el año olímpico la obtención de la mínima que le permita estar el próximo mes de agosto en Rio 2016.
Optimista por naturaleza, el atleta FER está convencido de su presencia en los Juegos Olímpicos del próximo verano. Y ahora, después de saber que la mínima exigida se ha reducido hasta los 16,85m, no alberga ninguna duda. El nuevo año lo ha planificado al detalle. “No quiero repetir los errores cometidos hace unos meses. Tras saltar 17,04m y conseguir la plata europea en Praga, empecé a recibir propuestas para participar en diferentes reuniones de la Diamond League. Era difícil decir que no. Meses más tarde, he llegado a la conclusión de que me equivoqué. Modifiqué mi preparación y lo pagué con fuertes dolores en los tobillos”, confiesa con sinceridad el deportista castellonense.
Por ello, para 2016, su agenda está organizada de forma rigurosa. Y empezará a ejecutarla en breve. Con el inicio de año, se desplazará hasta Lisboa y Tenerife a sendas concentraciones.
En año olímpico, el destino final no es otro que la clasificación para Rio 2016. No obstante, no toda su actividad se limita y reduce a la mágica cita del mes de agosto en la ciudad brasileña. Antes, Pablo Torrijos acudirá a diversos frentes competitivos. Al margen de los habituales certámenes nacionales, el triplista FER ha previsto su participación en el Campeonato del Mundo de pista cubierta en Portland (del 18 al 20 de marzo) y en el Campeonato de Europa al aire libre en Amsterdam (del 5 al 10 de julio).
“No solo pienso en la mínima olímpica de 16,85m. Aspiro a cotas más grandes. Creo que mis piernas pueden rondar los 17,30. Si tengo un buen día y ajusto más el salto a la tabla, uno de los aspectos que he de mejorar, puedo llegar”, comenta, con ambición el saltador castellonense.
Pablo firmaría “ser finalista en Rio”. Ahora mismo, “solo me preocupa prepararme a conciencia para conseguir lo más pronto posible el deseado salto de 16,85”, comenta el deportista FER, llamado a marcar una época en el triple salto nacional. “Cuando era pequeño, mi número favorito era el 9. El 17 no me decía nada. Pero bien pensado, ahora mi vinculación con esa cifra es innegable. Con 17 años, disputé mi primera gran competición internacional, el Campeonato del Mundo juvenil; y, años más tarde, he sido el primer español en superar esa barrera.
Ojalá ese guarismo se convierta en inseparable a partir de ahora, será buena señal”, apunta Pablo Torrijos. Quién sabe si el próximo 17 de agosto, después de la final de Rio, el castellonense está celebrando la obtención de un diploma olímpico. O quizás algo más.