El descalabro dio paso a la catarsis. Tras la debacle, llegó la purificación. La selección española femenina de balonmano sufrió un varapalo de grandes dimensiones en los Juegos Olímpicos de París. No estuvo a la altura de las circunstancias. No compitió al nivel que requería un evento de esa magnitud. Acumuló cinco derrotas en los cinco encuentros disputados. Además, fuera de las pistas, el día a día no fue nada fácil. La lógica consecuencia ha sido una revolución en toda regla.
Ambros Martín sigue al mando del combinado nacional y ha optado por agitar al árbol. Casi, por zarandearlo. De hecho, de las 18 jugadoras que estuvieron en París, sólo seis figuran en la selección que, desde este jueves, va a disputar un nuevo Campeonato de Europa. Como es habitual en los grandes torneos internacionales, la sede es compartida. El certamen continental va a desarrollarse en Austria, Hungría y Suiza. Entre las seis supervivientes, figura la deportista FER Paula Arcos (Petrer, Alicante, 23 años).
Por primera vez, un Europeo femenino de balonmano reúne a 24 selecciones. Están distribuidas en 6 grupos. En cada grupo, hay cuatro combinados. España comparte fase inicial con Portugal (el partido es el jueves 28), con Francia (el encuentro es el sábado 30) y con Polonia (el choque es el domingo 1 de diciembre). A la conclusión de estos grupos, los dos primeros clasificados acceden a la conocida como ‘Main round’, fase en la que se conforman dos grupos de seis (es decir, cuatro encuentros más). Con posterioridad, ya llegarán los cruces definitivos: semifinales y final. A pocas horas de arrancar un nuevo Campeonato de Europa, hablamos con Paula Arcos.
París 2024, tanto en lo deportivo como en lo personal, fue una de las experiencias más duras y negativas de mi carrera. Una cita tan bonita y especial se convirtió, en efecto, en una pesadilla. No es fácil explicar lo que ocurrió. Me volví con mucha pena, con mucha rabia. Lo que más dolió no fue el perder, sino el cómo se perdió. Esta es la lección más importante que nos trajimos de París. Se puede perder, pero no cómo lo hicimos.
Los cambios profundos siempre exigen tiempo. Cada jugadora viene de un club distinto, tenemos que conocernos, medir los tiempos… Todo relevo generacional, como en el que estamos inmersas, requiere paciencia. Pero personalmente, creo que dar oportunidad a la juventud es algo bueno para el equipo. Todas vienen con muchas ganas, quieren aportar su granito de ilusión a este nuevo proyecto y dejarse la vida en la pista para conseguir lo que todas queremos: una selección que vuelva a transmitir.
Un torneo amistoso es una historia muy distinta a una competición oficial. Dicho esto, estamos muy contentas porque hemos sido capaces de ganar a Francia y de empatar con la República checa. Además, ha mejorado la química entre nosotras. Espero que podamos mantener este nivel a partir del jueves, día en que llega el momento de la verdad con el inicio del Campeonato de Europa.
Aunque venimos de ganar hace pocos días a Francia, lo lógico es que nos juguemos el pase a la siguiente fase o Main round con Portugal y Polonia. Son dos buenas selecciones, pero, si estamos a nuestro máximo nivel, podemos ganar a las dos. Después, en la Main round, nos encontraríamos a cuatro nuevos rivales antes de las hipotéticas semifinales. Pero eso ya llegará. De momento, vamos a ganar a Portugal y a Polonia, y a competir con Francia, y vamos a pasar de fase. Después, ya veremos. Pero repito, que nadie espere milagros. Somos una selección totalmente nueva. Hace falta tiempo.
La gran novedad es, sobre todo, la juventud. Insisto, necesitamos paciencia y comprensión. Estamos ante un proyecto a largo plazo. Por lo demás, destacamos por la rapidez, por la intensidad. Si podemos correr y aplicar velocidad a nuestro juego, seremos más peligrosas.
Es cierto que, al llevar ya cuatro años en la selección, me siento una jugadora con una cierta experiencia, con un cierto peso. Intento ayudar a las nuevas compañeras, tanto en lo personal como en lo técnico.