Más que amigos y compañeros, son como hermanos. Kim López y Héctor Cabrera están unidos por una vida deportiva en común. El paralelismo es casi absoluto. Ambos practican el atletismo. Están especializados en los lanzamientos. Desarrollan su día a día en Gandia. Sufren discapacidad visual. Están entrenados por Juan Vicente Escolano. En los últimos tiempos, han coincidido en la desgracia, en la desventura, han sufrido lesiones de consideración. Las peores de sus dilatadas trayectorias. Las semejanzas se refuerzan, más si cabe, con lo ocurrido en los Juegos Paralímpicos del pasado verano. De nuevo, historias miméticas. En París, tanto Kim como Héctor concluyeron sus respectivas pruebas en la cuarta plaza. A las puertas del podio. Sendas medallas de chocolate. En peso F12, López se quedó a 51 centímetros del bronce. En jabalina F13, 47 centímetros separaron a Cabrera del deseado tercer puesto.
Ni Kim López (Silla, cumplirá 36 años en enero) ni Héctor Cabrera (Oliva, 30 años) son dos principiantes. Así lo atestiguan sus biografías, extensas y, sobre todo, repletas de éxitos. Ahora, ambos han decidido continuar en la élite del deporte. Consideran que todavía no han dicho sus últimas palabras. Se sienten competitivos. Creen que aún están en condiciones de lograr interesantes marcas y, con ellas, despuntar en las grandes competiciones internacionales. La ilusión existe. La motivación sigue intacta. Van a recorrer el nuevo ciclo paralímpico para llegar a Los Ángeles 2028. Sólo expresan un deseo: salud y ausencia de lesiones. Cruzan los dedos para que los calvarios de los últimos años pasen a mejor vida.
Kim López: Acostumbrado a los podios, no es fácil aceptar que quedas fuera de las medallas. Pese a todo, y considerando las dificultades vividas en los meses previos, el balance es positivo. No hace mucho tiempo, no podía ni lanzar. En las jornadas previas, ya en París, hice tiros muy largos en los entrenamientos. Por desgracia, el día de la competición, no estuve a ese nivel, no me encontré como hubiera deseado. Dicho todo esto, no tengo nada que reprocharme.
Héctor Cabrera: Yo regresé moderadamente satisfecho. Sobre todo, porque me volví a sentir competitivo, hice marca de la temporada y logré registros a los que no me acercaba desde hacía mucho tiempo. El nivel de la prueba fue altísimo. Nunca un podio había estado tan caro en un gran evento internacional. El cuarto puesto tuvo un sabor agridulce, pero más dulce que agrio teniendo en cuenta los problemas en los meses y en los años antes de los Juegos de París.
Kim López: Por mi parte, no ha habido ninguna duda. Tengo claro que quiero y, sobre todo, que puedo llegar a Los Ángeles 2028. Es más, estoy con más ganas que nunca.
Héctor Cabrera: Si soy sincero, antes de París, hubo momentos muy complicados, en los que dudé si podría llegar o me quedaría por el camino. Una vez disputados y analizados los Juegos, y con las buenas conclusiones extraídas, he vuelto con el convencimiento de que Los Ángeles es un objetivo al alcance.
Kim López: Soy consciente de que estas molestias han venido para quedarse. Ya no habrá dolor cero. Me he ido acostumbrando, pero aún tengo que aprender a convivir con ello.
Héctor Cabrera: No sé si me recuperaré por completo. Desde luego, aunque sigo sin estar al 100%, me encuentro mucho mejor. Con menos dolores, con más confianza. Más cerca de cómo estaba antes de empezar mi particular calvario. Soy optimista.
Kim López: A mí, no me perjudica que esté tan lejos. Es más, creo que me viene bien para intentar recuperarme, para conseguir un buen tono físico y para hacer una buena puesta a punto.
Héctor Cabrera: Coincido con Kim. Venimos de años complicados. Cuanto más tiempo tengamos por delante, mejor.