Más que desolación y tristeza, inevitables, hubo estupor, perplejidad y desconcierto. El conjunto español de gimnasia rítmica vivió una dura experiencia en los Juegos de París 2024. En apenas tres horas, el equipo nacional transitó del todo a la nada. De la expectativa más ilusionante, al resultado más inesperado. Las deportistas FER Mireia Martínez y Patricia Pérez, junto con sus tres compañeras, aterrizaron en el tapiz olímpico como aspirantes a lo máximo. No era un optimismo gratuito. Estaba más que justificado tras las brillantes y numerosas conquistas acumuladas durante los dos últimos años. Cuanto menos, se daba por segura la presencia del combinado español en la final. Es decir, convertirse en uno de los ocho mejores conjuntos de los 14 que afrontaron la jornada clasificatoria. Pero, no. El peor día en el peor momento.
Transcurridos casi dos meses desde aquella desdichada jornada del viernes 9 de agosto, Patricia y Mireia continúan sin encontrar respuestas precisas y concretas a lo acontecido en el Porte de la Chapelle Arena. Acostumbradas a clavar los ejercicios, a rozar la excelencia, a recibir notas altas, a acumular medallas y más medallas, no dan crédito a los errores cometidos en los dos bailes, tanto en el de cinco aros, como el mixto (combinación de pelotas y cintas). “No resulta fácil explicar lo que pasó. No nos pudo la presión. Más presión que teníamos en el Mundial de Valencia de 2023, era imposible. Nosotras ya habíamos demostrado que sabíamos gestionar la tensión. Obviamente, en París, estábamos responsabilizadas. Al fin y al cabo, nos enfrentábamos a un momento soñado durante muchos meses. Pero más allá de esos nervios propios de unos Juegos Olímpicos, no sentíamos un estrés especialmente agobiante. Además, habíamos hecho un tremendo esfuerzo en las semanas previas. Llegamos a los Juegos muy bien preparadas. Simplemente, no competimos bien. Simplemente, no fue el día. Acabamos muy tristes, pero, sobre todo, bloqueadas y confusas”. comentan Mireia y Patricia.
Atrás quedaba un 2024 casi perfecto. Atrás quedaba un curso en el que el combinado nacional recibió, y con todo merecimiento, todo tipo de elogios y alabanzas. Plata en la final de 5 aros en la Copa del Mundo de Grecia. Oro en la general de la Copa del Mundo de Bakú. Oro en la general de la Copa del Mundo de Portugal. Bronce en la general y plata en cinco aros en el Campeonato de Europa de Budapest… Con esta tarjeta de visita, aún sorprende más el revés sufrido en los Juegos Olímpicos. “A veces, aunque duelan en el momento de sufrirlas, estas experiencias acaban ofreciendo enseñanzas y aprendizajes en el medio y largo plazo. No siempre todo es de color de rosa. Y nosotras, felizmente, nos habíamos acostumbrado a lo bueno. Seguro que esta amarga vivencia de París nos sirve para Los Ángeles, si es que allí estamos”, señalan las gimnastas FER.
¿Y por dónde pasa el futuro deportivo de Patricia y Mireia? ¿Van a continuar como integrantes del conjunto español para el siguiente ciclo olímpico? En ambos casos, la respuesta es afirmativa. Pese a la dureza y a la exigencia que conlleva el día a día de la rítmica, las dos deportistas valencianas están por la labor de volverlo a intentar. “Nos hemos quedado con esa espina clavada y, la verdad, nos gustaría tener la oportunidad de redimirnos en Los Ángeles. Sabemos que el camino es duro, pero tenemos la ventaja de que ya lo conocemos. La experiencia nos va a ayudar. Por supuesto, ahora es nuestra obligación mantener la confianza de las seleccionadoras para seguir formando parte del conjunto que, en los próximos meses y años, afronte las principales competiciones internacionales. París ya es historia. Nos dolió, pero ya es historia. Seguro que nos curte y fortalece”, comentan, para finalizar, Patricia Pérez y Mireia Martínez. Ambas ya han cerrado la página olímpica y ya miran al futuro con optimismo.