Hace pocos días, la pasada semana, antes de afrontar en Bélgica el Campeonato de Europa de ruta, Héctor Álvarez leyó, no sin sorpresa y cierto rubor, que ningún ciclista español había conseguido tantas victorias, como él, en categoría junior. El deportista FER (Benidorm, cumplirá 18 años en diciembre) presenta un currículum superior al ostentado, en su momento, por nombres tan ilustres (en algunos casos, tan legendarios) como Miguel Indurain, Alejandro Valverde, Alberto Contador o Juan Ayuso. Tal honor responde, especialmente, a un 2024 para enmarcar. Obedece a una temporada de ensueño. Se debe a un curso en el que ha acumulado 19 triunfos. Algunos de ellos han sido, más bien, auténticas exhibiciones. No es de extrañar, por tanto, que Héctor sea considerado como una de las nuevas puntas de lanza del ciclismo nacional.
Pletórico, con una confianza por las nubes, con la seguridad de quien se sabe capacitado para todo, Héctor Álvarez se preparaba para afrontar la traca final del ejercicio. Un apasionante mes de septiembre que acogía los Campeonatos de Europa y del Mundo en ruta. Y el tramo definitivo de la temporada no ha podido empezar mejor. El pasado sábado, el ciclista alicantino se proclamaba subcampeón de Europa. El embajador FER, preparado y entrenado por Jaume Barber, se colgó la medalla de plata tras otra demostración de clase, poderío, fortaleza y personalidad.
A falta de 60 kilómetros, el propio Héctor, el noruego Félix Orn Kristoff y el francés Paul Seixas abandonaron la disciplina del pelotón. Protagonizaron una fuga agónica. Bajo amenaza permanente de captura. Nunca superó los 30 segundos de ventaja. Prosperó, en gran medida, por la obstinación y la tenacidad de Álvarez. Sus compañeros de escapada, muy poco solidarios, se limitaron a aprovecharse de la energía invertida por el deportista FER. Por ello, en el instante supremo, en el desenlace, en el sprint final, Héctor no tuvo la energía suficiente en las piernas como para coronarse campeón. Sucumbió ante el noruego Kristoff. Pese a todo, la plata sabe a gloria. Segundo clasificado de 149 participantes. Sensacional.
Hay un detalle que, si cabe, concede más valor a la conquista lograda por Héctor Álvarez. El recorrido del Campeonato de Europa, en Bélgica, era preferentemente plano. Si bien es cierto que el ciclista alicantino sufre cuando la carretera se eleva bruscamente, donde se encuentra más cómodo, donde es más peligroso, y donde se mueve como pez en el agua, es en terrenos sinuosos, en trazados ondulados, en perfiles exigentes. Es en esos itinerarios en los que Héctor proyecta su perfil de ‘clasicómano’. Porque todo apunta a que Álvarez va camino de especializarse en pruebas de un día. El deportista FER se perfila como el Alejandro Rodríguez o el Purito Rodríguez del futuro, entre otros.
Por este motivo, precisamente, no es descartable que, en pocos días, Héctor Álvarez protagonice otra sonora campanada. La próxima semana, se celebra en Suiza el Campeonato del Mundo, un evento cuyo recorrido se ajusta como anillo al dedo a las características, gustos y fortalezas del ciclista alicantino. Al ser un certamen universal, tendrá más rivales, pero, por contra, Héctor afronta este último desafío del año sin presión. El trabajo está más que hecho. El sobresaliente es más que merecido. Todo lo que ocurra en Zúrich será el corolario perfecto. Representará un regalo añadido. Noveno en la Paris-Roubaix, campeón de la Eroica en Italia, ganador de la Copa de las Naciones de Hungría, líder de la Vuelta a Cantabria, subcampeón de Europa en Bélgica… Pase lo que pase en el Campeonato del Mundo, esta temporada 2024 no puede ser casualidad.