Avisados estábamos. Thierry Ndikumwenayo nos había puesto en alerta durante las últimas semanas con dos espectaculares fogonazos. Primero, con sus vibrantes 10.000 metros en Castellón, donde, sin apenas liebres, paró el crono en 27:26:57, mínima olímpica de la Federación Española. Después, con sus explosivas prestaciones en los 5.000 metros de la Diamond League de Oslo (12:48:10), donde conquistó la marca fijada por World Athletics para acceder directamente, por la puerta grande, con todos los honores, a los Juegos de París. Con estos precedentes tan prometedores, no debe de sorprender la medalla de bronce lograda ayer en los 10.000 metros del Campeonato de Europa, en Roma. Un logro que compensa la ‘decepción’ experimentada días antes, el pasado viernes, cuando tuvo que conformarse con la quinta plaza en la prueba de los 5.000 metros.
Thierry, atleta nacido en Burundi hace 27 años, pero afincado en la Comunitat Valenciana desde 2016, es un extraordinario atleta. Ahora bien, apenas ha competido en Campeonatos universales o continentales. Está más acostumbrado a correr pruebas en Mítines, cuyas características son muy particulares, y difieren de las carreras en Mundiales o Europeos. Sobre todo, en los ritmos; pero también, en la densidad de la participación, en el número de competidores. O en las estrategias, en las tácticas. Es decir, el nuevo componente del Proyecto FER ha de adquirir más experiencia, más recorrido, en pruebas ‘oficiales’.
Su cuerpo (menudo, ligero y liviano) y sus piernas (veloces y eléctricas) le facultan para practicar un estilo más libre, más alegre. Ayer, sin embargo, tuvo que adaptarse a una carrera más lenta, más controlada. Y salió más que airoso. De hecho, tras estar agazapado y casi invisible (y no sólo por su reducida estatura) durante tres cuartas partes de la prueba, el componente del Proyecto FER sólo salió del escondite a falta de tres vueltas para el final. En ese momento, cuando la respiración se acelera hasta el límite y cuando el tartán desprende chispas de tensión, Thierry demostró su gran estado de forma. Unos portentosos 200 metros finales le dieron un lugar en el podio. Sólo fue superado por el suizo Lobalu, oro, y por el francés Schrub, plata.
La vinculación de Thierry Ndikumwenayo con España y con la Comunitat Valenciana no hubiera sido posible sin dos personas muy concretas. En primer lugar, Llorenç Solbes, un entrenador alicantino que quedó fascinado cuando vio a un joven Thierry, con tan sólo 17 años, conseguir la plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2014, en China. Llorenç se encargó de todas las gestiones para traerlo a nuestro país a principios de 2015. Primero, con un visado de tres meses; también, gracias al proyecto CET Plan2Win, una especie de ONG que ofrecía oportunidades a corredores de diferentes países africanos. El segundo nombre clave en la vida de Thierry es Pepe Ortuño, director deportivo del Playas de Castellón, quien lo rescató después de que, precisamente Solbes aceptara una oferta de Qatar. Ya en la capital de La Plana, el nuevo componente del Proyecto FER empezó a ganarse la vida como liebre en Maratones y Medios Maratones. Ahora, ha pasado de gregario a estrella. De rol secundario a actor principal.
El fondista recibió la nacionalidad española por carta de naturaleza en noviembre de 2022. El de ayer en Roma es su primer gran éxito como internacional español. En realidad, es el segundo, pero triplica en importancia, eco y valor al anterior, la victoria en los 5.000 metros de la Copa de Europa por naciones, evento desarrollado el pasado año en Polonia. También en el curso anterior, estuvo presente en el Campeonato del Mundo de Budapest, donde se quedó a las puertas de acceder a la final de los 5.000 metros.
“Después de quedar quinto en los 5.000 metros, pasé dos días complicados. Yo vine a este Europeo con expectativas de subir al podio en los 5.000m. Sobre todo, después de la gran marca que conseguí hace tres semanas en Oslo. Por ello, quedé decepcionado. Y no hubiera sido fácil de asumir volverme a España sin una medalla en este Europeo. Felizmente, lo he podido compensar en los 10.000. Ahora, tengo un mes y medio por delante para preparar a tope los Juegos Olímpicos, en los que también tengo la intención de doblar. Espero que sea posible. Desde luego, me falta coger más experiencia para manejarme mejor en este tipo de pruebas. Por tanto, soy optimista y tengo mucho margen de progresión”, comentó Thierry ayer tras el bronce en Roma. El atleta FER es un diamante por pulir. Su legado acaba de empezar.