Roma es conocida como la ciudad eterna. Para la eternidad del deporte valenciano, quedará la jornada del pasado sábado, 8 de junio de 2024. Un día para el recuerdo. Una fecha imborrable. Enrique Llopis Doménech (Bellreguard, 23 años) conquistó la medalla de plata en los 110m vallas del Campeonato de Europa de atletismo al aire libre. Una conquista histórica. Un hito de leyenda. No sólo por el propio desenlace. No sólo por la mera recompensa. También, por el desarrollo. También, por la forma con la que llegó el subcampeonato continental. El atleta FER subía al podio con honores tras zarandear al crono y cruzar la meta en unos imponentes 13 segundos y 16 centésimas. En este momento, Quique es el sexto del mundo. A partes iguales, una maravilla y una barbaridad. Una obra de arte y una salvajada. En este caso, barbaridad y salvajada como términos de admiración, elogio y reconocimiento.
El atletismo empieza a devolverle a Quique Llopis todo lo que le había negado en años anteriores. La lista de sobresaltos y desventuras es amplia. Ahora, sin embargo, son momentos de bonanza y prosperidad. Si las lesiones le respetan y no se interponen en el camino, si lo externo no interfiere, si lo ajeno a su voluntad no le limita, el deportista FER tiene mucho camino recorrido gracias a su clase y calidad. Hace apenas cuatro meses, Llopis acarició el podio en el Campeonato del Mundo en pista cubierta. Ahora, en el Europeo de Roma, sí ha podido tocar metal y ha alcanzado una medalla de plata. Es su mejor resultado de siempre. Con anterioridad, en 2021, ya consiguió sendos bronces en el Campeonato de Europa sub-21, en Estonia, y en los Juegos Mediterráneos, en Argelia. Nada comparable con lo firmado este pasado sábado.
El deportista FER ratificó en la capital italiana su excelente momento de forma. Hace apenas dos semanas, en Nerja, ya insinuó sus intenciones al correr más rápido que nunca, 13:26. Días después, comentó a este mismo portal informativo que la de Nerja había sido una buena carrera, pero no perfecta. Añadía que todavía estaba en condiciones de arañar centésimas al reloj. Dicho y hecho. En Roma, firmó un Europeo para enmarcar. Con susto incluido, porque rozó la salida nula y una posible descalificación en la semifinal. Con un aplomo, un autocontrol y una madurez dignas de lo que es, una gran figura, se abstrajo del sobresalto y brilló en la antesala de la final: 13:22, marca personal, y segunda plaza, sólo por detrás del italiano Lorenzo Simonelli.
Liberada la tensión propia del estreno, superada la presión de la puesta en escena, Llopis afrontaba la final como uno clarísimo aspirante al podio. Un escenario que recordaba al anterior Europeo al aire libre, al de Múnich en 2022. En aquel momento, también el deportista valenciano era firme candidato para conseguir medalla. Sin embargo, un inoportuno tropiezo en la segunda valla, previo contacto con el francés Sasha Zhova, arruinó sus ilusiones. En este caso, no hubo ningún contratiempo. Todo lo contrario. El deportista FER firmó una carrera antológica, monumental, excelsa, casi perfecta. Paró el crono en unos imponentes y asombrosos 13:16. Sólo volvió a superarle un rayo vestido de azul. Una exhalación italiana. Lorenzo Simonelli, autor de unos supersónicos 13:05.
Con todo ello, el deportista de Bellreguard se consagra como una gran estrella internacional. Formado en la Comunitat Valenciana, en Gandia; y trabajado, conducido, pulido y abrillantado por el reputado Toni Puig, Quique Llopis ha protagonizado una sonora detonación deportiva. Y lo ha hecho a sólo dos meses de los Juegos Olímpicos de París. Si mantiene el nivel y la forma, la presencia en una final olímpica no es ninguna utopía. Y sólo tiene 23 años.
Declaraciones de Quique Llopis
“Poco a poco, empiezo a asimilarlo. El sábado, cuando acabó la final, no me lo creía. Estaba en una nube. Subcampeón de Europa… Y, además, con un crono espectacular. Por este motivo, nada más concluir la final, di un grito impropio de mi personalidad. Suelo ser bastante comedido y reservado, pero el sábado, no me pude contener. Primero, por la dimensión del resultado conseguido; después, porque, tras momentos complicados y episodios de mala suerte, necesitaba un éxito de estas características. Fue un grito de alivio, de liberación. Intenté llevarme el oro, pero la carrera de Simonelli, especialmente las últimas vallas, fue una barbaridad. Pero muy contento. Siempre soñé con alcanzar el podio en un gran campeonato y pegándome con los mejores. Ya lo tengo”
Ahora, he de gestionar esta situación con madurez y frialdad. La temporada no ha acabado. Todo lo contrario. Estamos a menos de dos meses para los Juegos de París. Este Europeo era un objetivo. Pero la gran cita de este año son los Juegos. Sueño con una final olímpica”.