Como si el embrujo del Mundial celebrado el pasado verano en Valencia no acabara de remitir, la gimnasia rítmica española y, más en concreto, la rítmica del Proyecto FER no deja de emocionar e ilusionar. Así está ocurriendo desde que, en marzo, empezara la presente temporada. Y, sobre todo, así ha sucedido en el reciente Campeonato de Europa, evento desarrollado hace pocos días en Budapest. El balance ha resultado extraordinario. Además, en las dos modalidades. A menos de dos meses para los Juegos Olímpicos de París, las vibraciones son muy esperanzadoras. Las palabras diploma, en el caso de las individuales Alba Bautista y Polina Berezina, y podio, en el caso del conjunto, ya no son prohibitivas. Ya no son términos tabús. Se pueden pronunciar con naturalidad.
Por partes. En el torneo individual, Alba Bautista, que cumplirá 22 años en julio, atraviesa el mejor momento de su carrera. Está pletórica. Hace sólo dos semanas, en la Copa del Mundo de Portimao, Alba ya deslumbró con la obtención de un bronce en el concurso general y con la presencia en tres finales parciales por aparatos, aro, cinta y mazas. No sin cierta razón, para rebajar la euforia, podría aducirse que la participación en Portimao no era especialmente selecta. Más allá de esta consideración, lo más destacable es el nivel exhibido por la gimnasta nacida en Utrillas, Teruel, pero formada deportivamente en Benicarló.
Doce días después, Alba Bautista ha consolidado su estado de gracia. En este caso, en todo un Campeonato de Europa, evento que sí ha reunido a todas las estrellas continentales, sin excepción. Al margen de su meritoria presencia entre las 24 mejores en la final individual all around (accedió a esa final como octava; después, en la propia final, no estuvo tan excelsa y ocupó la 14ª posición), los hechos que realmente reflejan su sobresaliente competición son, por una parte, la regularidad mostrada; por otra, su clasificación para tres finales por aparatos. Tres de cuatro. En una de ellas, en la de aro, estuvo muy cerca de tocar metal, de colgarse un bronce. Una controvertida decisión de los jueces a favor de una gimnasta ucraniana le alejó de un podio más que merecido. Pese a no alcanzar medalla, objeto considerado como la consagración, como la excelencia, como la coronación, el torneo firmado por Bautista en su globalidad le sitúa en otra dimensión. Su salto de calidad es indiscutible.
Por su parte, y también en la modalidad individual, Polina Berezina no se encuentra ahora en su plenitud. La gimnasta FER alcanzó su momento más exuberante en el Campeonato del Mundo del pasado año. En el certamen universal de Valencia, se pudo ver a la mejor Polina de siempre. Desde que empezó la actual temporada, sus prestaciones han resultado más modestas. Y casi siempre, se ha mostrado mucho mejor en la primera jornada, con el aro y la pelota, que en la segunda, con la cinta y las mazas. Pero la deportista de Torrevieja nunca se descompone por completo. Su bagaje, su experiencia y sus recursos le han permitido, por ejemplo, acceder a la final individual all around en el reciente Campeonato de Europa, y describir un mejor rendimiento en la final que en las jornadas clasificatorias. De hecho, aunque fuera por la mínima, Polina (13ª) acabó la final de las 24 mejores por delante de Alba (14ª). Es decir, a la longeva embajadora FER no hay que descartarla todavía para nada. Tampoco para ser una de las 10 finalistas en los Juegos de París.
Y, por último, queda el conjunto, pletórico, lanzado, rutilante. Los resultados hablan por sí mismos. Son suficientemente elocuentes. Tras un inicio de curso más bien discreto, con registros nada llamativos en las Copas del Mundo de Faliro y Sofía, el combinado nacional ha puesto la directa. En la Copa del Mundo de Bakú, fueron oro en la general y plata en la final de cinco aros. En la Copa del Mundo de Portimao, logró sendos oros en el concurso general y en la final de cinco aros. Sin embargo, la explosión definitiva se ha escenificado en el Campeonato de Europa, certamen de enorme competencia. Tres de tres. Triple podio. Bronce en la general, plata en cinco aros y oro en el mixto. El equipo español, en cuyas filas se integran las deportistas FER Patricia Pérez y Mireia Martínez, parece imparable. Apunta a digno sucesor del conjunto que se proclamó subcampeón olímpico en Río 2016. En aquellos Juegos, Alejandra Quereda, la actual seleccionadora, fue una de las heroínas. Ahora, puede contribuir a otro hito histórico. A tenor de los precedentes más recientes, pensar en un podio en París 2024 no es descabellado. Todo lo contrario.