No es un sueño, aunque lo parezca. Es la pura realidad. Durante los últimos meses, a medida que se acercaba el momento de anunciar su decisión de abandonar el deporte de élite, Vega Gimeno se preguntaba cómo sería ese instante, qué trato recibiría, qué reacciones generaría, qué comentarios suscitaría… Y, por supuesto, se cuestionaba si el final del trayecto llegaría con el premio gordo, con el epílogo anhelado. Es decir, si el último baile ofrecería la clasificación para los Juegos Olímpicos en la disciplina del baloncesto 3 x 3. Una vez consumados los hechos, las respuestas a todas estas dudas han resultado extremadamente gratificantes. Ni en la mejor de las fantasías, hubiera imaginado Vega un mayo tan emocionante. En su despedida, agradecimientos, reconocimientos, elogios, loas… Y como colofón, la rúbrica perfecta, ni más ni menos que el billete para los Juegos de París. Días mágicos e imborrables.
El 3 x 3 tenía una deuda con Vega Gimeno y el con el baloncesto español. En mayo de 2021, la selección nacional, con Vega como una de sus componentes, perdió una oportunidad histórica. Al combinado nacional se le escurrió de las manos el billete para disputar los Juegos de Tokio. En el Preolímpico de Graz, Austria, España tuvo prácticamente ganado el partido clave, el que le enfrentaba a Japón. Por desgracia, unos últimos segundos tan aciagos como inverosímiles ofrecieron un desenlace amargo. Ahora, tres años después, la embajadora FER y sus compañeras han podido restañar aquella herida. En Debrecen, ciudad húngara que ya siempre permanecerá en la retina y en la memoria de Vega, España se ha convertido en una de las tres selecciones clasificadas para los Juegos Olímpicos de París. El pasaporte ha llegado tras un torneo impecable e inmaculado (cinco partidos, cinco victorias), y tras un desenlace histórico, mágico, milagroso e inverosímil: con una canasta de Gracia Alonso, cesta de espaldas y en el último segundo de la semifinal ante Canadá. Apoteósico.
Durante mi trayectoria, he ganado algún que otro partido en el último segundo, pero ninguna de esas victorias in extremis han llegado con el desenlace de este pasado domingo. En ese momento de locura, no eres consciente de cómo ha sido y qué significa. Cuando he visto repetido el canastón, he reparado en que sí, en que ha sido el momento más potente de toda mi trayectoria deportiva. Este tipo de acciones pasan una vez en la vida. Y si, además, comporta un billete olímpico, pues no tiene parangón.
Me vinieron a la cabeza tantas cosas… Lo primero que quise hacer es celebrarlo con Sandra Ygueravide, con la que llevo compartiendo el 3 x 3 mucho tiempo. No es una compañera, es una gran amiga. También recordé a Aitana Cuevas y a Marta Canella, que también han sido componentes de la selección durante muchos años, y también se merecían estar aquí y haber vivido un momento como éste. También me vino a la cabeza el dolor del Preolímpico de hace tres años. Por fin, nos cobrábamos esa deuda. Y, por supuesto, familia y amistades, los que siempre están ahí.
Ha sido un gran torneo, sin duda, pero yo lo pondría al nivel de cuando nos proclamamos campeonas de Europa en Francia, en el año 2021. Este fin de semana, hemos ganado todos los partidos, lo cual es muy difícil. Y hemos hecho dos grandes encuentros, ante Polonia, en cuartos, y ante Canadá, en el partido clave de semifinales.
Sí, dominamos el partido con cierta claridad, fuimos mejores y creo que esa canasta definitiva, por muy milagrosa e inverosímil que fuera, hizo justicia y premió nuestra superioridad. Dicho esto, claro que, al final, cuando nosotras nos estancamos y ellas nos empataron, temí por la victoria y me pasaron por la cabeza los fantasmas de Graz. Pero también, pese a tanta presión y tanto estrés, quería pensar que el 3 x 3 nos debía una. Reitero, se hizo justicia.
Sinceramente, no. Y ya no sólo por llegar a los Juegos de París, logro que ha sido un colofón perfecto. Ni planificando yo misma mi retirada ideal, habría sido tan bonita. Estoy muy feliz, ya no me quedan lágrimas de emoción y felicidad. Necesito procesarlo y asimilarlo todo antes de preparar a tope los Juegos.