Un privilegiado. Un agraciado. Así se considera José Quiles Brotons (Elda, 26 años). En primer lugar, por dedicarse a lo que más le gusta, el boxeo. También, por reunir grandes aptitudes y condiciones para brillar en los ring, en los cuadriláteros. Pero, sobre todo, por tener ya asegurada su presencia en los Juegos de París de este verano. Mientras algunos de sus compañeros de la selección española se encuentran enfrascados en una lucha denodada por obtener el billete más deseado, el púgil alicantino está liberado de esa presión. Quiles amarró su pasaporte olímpico en junio de 2023, cuando alcanzó las semifinales de los Juegos Europeos. Aunque días más tarde no pudo redondear su hazaña con el triunfo en la final, aquella medalla de plata en Polonia le alejaba de la angustia y le acercaba a la tranquilidad. Un año entero para para planificar unos Juegos Olímpicos.
Esta misma semana, y con el objetivo de probarse, de medirse, viaja a Serbia para afrontar un nuevo torneo internacional. No es un evento del máximo nivel, pero le vendrá bien para recuperar sensaciones. Con posterioridad, a principios de mayo, volverá al cuadrilátero para disputar en Madrid un combate a 8 asaltos. Y ya después, autopista directa hacia París, el acontecimiento con el que sueña desde su amarga experiencia en los Juegos de Tokio. Quiles se emociona con la posibilidad de que su localidad, Elda, salga masivamente a la calle para celebrar la obtención de una medalla olímpica por parte de su vecino más universal.
Muy bien. En lo físico, sin apenas molestias, sin dolores, entrenando con buenas sensaciones. En lo mental, ilusionado, motivado y deseoso de que lleguen ya los Juegos. Yo soy de los deportistas que, si pudiera, adelantaría el calendario para estar ya en julio, a las puertas de París 2024. Y todo, por quitarme la espina que tengo clavada desde Tokio.
Claro. Lo he seguido y lo he sufrido. Cuando estás en una competición, tienes nervios por ti mismo y por tus compañeros, pero, cuando sigues desde la distancia un torneo tan importante como un Preolímpico, se sufre más. Al final, sólo ha logrado el pasaporte Emmanuel Reyes. Confío en que lleguen más billetes en Tailandia.
Siendo sincero, es muy difícil, pero tienen sus opciones. Por su edad, porque ambos son muy jóvenes, siempre he pensado que su ciclo olímpico es el siguiente, el de Los Ángeles. Pero tienen tal hambre, tal ilusión y, también, tal potencial que pueden lograrlo. De hecho, para mí, Sergio se merecía la victoria en el combate que le dieron por perdido en el reciente Preolímpico. Vaya Sergio o Frank a Tailandia (se lo merecen los dos), estoy seguro de que lo harán bien. Se puede soñar.
Sí. En año olímpico y con la clasificación asegurada, hay que buscar el equilibrio. Tan poco aconsejable es competir demasiado como apenas disputar eventos. He de reencontrarme con las sensaciones en una pelea oficial. Sobre todo, para saber cómo reacciono a la progresiva pérdida de peso en la que estoy inmerso desde que acabaron las Navidades. Espero sacar buenas conclusiones.
No voy a negar que me halaga, pero soy una persona que intenta huir del protagonismo. Si se me considera una opción para conseguir medalla, perfecto, asumo que forma parte de este juego. Pero yo lo que quiero es volverme de París con una medalla y sacar a toda Elda a la calle. Ese es mi sueño.