Estabilidad. Continuidad. Regularidad. Son los grandes objetivos que se traza Antonio Torrado Martínez (Torrevieja, 24 años). Por unas u otras razones, casi siempre ajenas a su voluntad, la trayectoria del deportista FER ha estado sometida a demasiados vaivenes. Sobre todo, en lo concerniente a su compañero de embarcación en la clase olímpica 49er. El pasado mes de mayo, Torrado Martínez iniciaba una nueva etapa. Espera que sea la definitiva. Unía su futuro en la vela a Conrad Konitzer, un regatista nacido hace 22 años en Canadá, pero con pasaporte español y afincado en las Baleares. Tras seis meses de convivencia y de trabajo en común, ambos se enfrentan a su primer gran reto, el Campeonato de Europa (desde hoy y hasta este domingo día 12 en Vilamoura, Portugal).
No es el primer Europeo de la clase 49er que va a disputar Antonio Torrado. Ya afrontó los celebrados en los dos últimos años. En ambos casos, formó pareja con el canario Andres Barrio. En 2021, en aguas de Grecia, firmó una excelente 13ª plaza (de 60 embarcaciones europeas). En 2022, en aguas de Dinamarca, estuvo más discreto y concluyó en la 22ª posición (de 62 parejas continentales). Durante esta temporada, sólo ha disputado un gran evento. Fue en el prestigioso Trofeo Princesa Sofía, a principios de abril. En aquella regata, en la que formó pareja con el gallego Martin Wizner, el resultado no acompañó. Sobre todo, en lo referente a la clasificación ‘doméstica’. De las 5 parejas españolas participantes en aguas baleares, Torrado y Wizner fueron los cuartos. Precisamente, éste es el gran propósito de cara a los próximos meses y al siguiente ciclo olímpico: asumir el testigo de Diego Botín y Florien Trittel, el dúo que representará a la vela española en la competición 49er de los Juegos de París.
De momento, bien. Tras los últimos sustos, toco madera (risas)… Seis meses es poco tiempo, pero, por el momento, las sensaciones son positivas. Eso sí, apenas hemos entrenado con vientos fuertes. Nuestro rendimiento en este Campeonato de Europa es una incógnita.
Ese es mi deseo. Yo, más que nadie, quiero una estabilidad, una continuidad. Ya no quiero más vaivenes o intermitencias. Los dos tenemos una firme voluntad de que la pareja se consolide en el tiempo. Los dos estamos trabajando con la máxima seriedad y profesionalidad. Por tanto, he de ser optimista y he de pensar que este tándem tiene recorrido y es ideal de cara al siguiente ciclo olímpico, el de Los Ángeles 2028.
Esta clase 49er es muy compleja en lo técnico. Requiere mucho trabajo, muchas horas, muchas semanas. Seis meses todavía es poco tiempo. Vamos a ver de qué somos capaces. Cruzo los dedos para que los vientos sean ligeros o medios, de 15 nudos para abajo. Con estas condiciones, podemos hacerlo bien. Si los vientos son más fuertes, un escenario en el que, repito, apenas hemos entrenado, sufriremos.
Es uno de los objetivos, claro, pero no, el principal. En Portugal, vamos a competir cinco parejas españolas. Obviamente, Botín y Trittel están a otro nivel. Nos gustaría, claro, ser la primera pareja española de las otras cuatro. Pero no es una obsesión. Éste sí será nuestro objetivo en el Campeonato del Mundo, previsto en Lanzarote para el mes de febrero. Ahora, en el Europeo, anteponemos examinarnos, medirnos, probarnos, saber dónde estamos, adquirir experiencia de cara al futuro.
En total, la participación será de unas 65 parejas. Va a haber bastante nivel. De hecho, muchos de los dúos inscritos serán olímpicos dentro de unos meses en París. Si después de las tres primeras jornadas pudiéramos meter la cabeza en el grupo oro, entre las 25 primeras embarcaciones, hablaríamos de un gran resultado.