Época de cambios. Período de novedades. Durante el año 2023, la vida de Lidón Muñoz del Campo ha experimentado un giro más que considerable. En lo profesional y en lo personal. Tras concluir el Grado en Medicina, la nadadora castellonense se examinó del MIR a principios de año. Lo aprobó y con buena nota. En mayo, se incorporó a su nuevo puesto de trabajo, un hospital de Badalona. En este centro, está realizando el preceptivo proceso de formación, una etapa que puede durar un mínimo de dos y un máximo de cinco años, y que es obligatoria antes de recibir el título de especialista (en su caso, del aparato digestivo). Y hace pocas fechas, el 23 de septiembre, contrajo matrimonio. Muchos acontecimientos. Muchas emociones. “Está siendo un año muy especial. Inolvidable. De muchas sensaciones, Y todas, positivas”, señala la deportista FER.
Sin embargo, lo que no cambia, lo que se mantiene casi inalterable, es su capacidad para exprimir al máximo las 24 horas del día. Desde hace mucho tiempo, Lidón (Castellón, 27 años) ha hecho gala de una disciplina espartana, de un sacrificio admirable, de un rigor extremo, de una organización milimétrica. Estas características le han permitido compaginar los estudios universitarios con el deporte de élite. Además, en una disciplina especialmente exigente y despiadada como la natación. Ahora, en esta nueva vida, la deportista castellonense continúa madrugando. “El despertador sigue sonando a las 5 de la madrugada. Estoy acostumbrada. Ya son más de 10 años levantándome a esa hora. Entreno en la piscina desde las 6 menos cuarto hasta las 7 y cuarto. Enseguida, a trabajar. Mi jornada laboral en el hospital se inicia a las 8 de la mañana y concluye a las 5 de la tarde. Como allí. Y en cuanto salgo del centro médico, vuelta a los entrenamientos. Esta vez, en el gimnasio. Algunos días, no todos, también nado media horita por las tardes. Llego a casa en torno a las 8 de la noche. Muy cansada, pero muy motivada” explica Lidón.
Todo este ajetreo tiene una explicación. Tras ser olímpica en los Juegos de Tokio, Lidón sueña con repetir presencia en París 2024. “Sé que es difícil, claro que lo sé, pero voy a intentarlo. Y, la verdad, no lo veo imposible. Voy a centrarme exclusivamente en los 50 metros libres. La mínima es 24 segundos y 82 centésimas, un registro que es inferior a los 24:77 que exigían para Tokio y que, curiosamente, coincide con mi marca personal en esta distancia. Soy consciente de que, al compaginar la natación con mi trabajo en el hospital, voy a hacer menos sesiones en el agua, pero voy a hacer más gimnasio, más trabajo físico. Va a ser una preparación diferente, enfocada a mejorar la fuerza, la potencia, la explosividad, la técnica… Además, voy a cuidar al máximo la nutrición. Con todo ello, considero que podemos hacer un buen sprint. No voy a obsesionarme con la mínima. Sólo digo que no la veo utópica o inalcanzable”, señala.
La deportista FER no ha sido convocada para el Mundial de 2024, previsto en Doha entre el 2 y el 18 de febrero. Por tanto, dispondrá de dos oportunidades para asaltar el billete olímpico de París. Ambas, en territorio español. La primera, en febrero. La segunda, en junio. Antes, dentro de cinco semanas, Lidón afrontará un ensayo de calidad para medirse, para probarse, para saber dónde está. Entre el 1 y el 3 de diciembre, disputará la prestigiosa Reunión Internacional de Rotterdam, un escenario que le inspira gratos recuerdos. Hace cuatro años, en esta misma piscina, la nadadora castellonense logró su pasaporte para los Juegos de Tokio. En este caso, fue en los 100m libres. “Destinaré las vacaciones que me corresponden en mi trabajo para asistir a todos estos torneos. Llevo muchos años entregada por completo a la natación. Si tengo que hacer un esfuerzo extra durante unos meses más, estoy dispuesta. Merece la pena sacrificarme para intentar llegar a París 2024”. Simplemente, Lidón Muñoz del Campo. Aunque ahora sea doctora y esté casada, conserva su esencia. Es la misma heroína de siempre.