Para un deportista de élite, tan importante, o más, que las virtudes físicas y las habilidades técnicas lo son las características mentales. Tan importante, o más, que la fuerza, la rapidez, la destreza, la explosividad, la precisión o la resistencia, lo son la capacidad de gestionar las victorias, de asumir las derrotas, de gestionar la presión o de sobreponerse a las lesiones. De lo último, de rehacerse ante los contratiempos médicos, de no derrumbarse pese a la concatenación de dolencias, sabe mucho Jorge Ureña (Onil, 29 años). Durante las últimas temporadas, el sensacional atleta alicantino, especializado en pruebas combinadas, no ha podido demostrar toda su grandeza porque la salud no se lo ha permitido.
Unas molestias crónicas en su tobillo izquierdo se convirtieron en un tormento y le obligaron a pasar por el quirófano en julio de 2022. Tal intervención quirúrgica le apartó de los grandes eventos internacionales de ese verano (el Mundial, en Eugene, y el Europeo, en Múnich). Jorge reapareció en el invierno de 2023. Se proclamó campeón de España en pista cubierta y concluyó en una meritoria quinta plaza el heptatlón del Campeonato del Mundo bajo techo, evento disputado en Estambul.
Sin embargo, su gran prueba de fuego se escenificaba el fin de semana del 17 y 18 de junio, jornadas en las que Ureña se reencontraba con un decatlón. 682 días después de ocupar una fantástica 10ª plaza en los Juegos Olímpicos de Tokio, el deportista FER volvía a disputar una combinada al aire libre. Y Jorge lo bordó. En Ratingen, Alemania, no sólo fue segundo en una Reunión de alto nivel; además, sumó 8.381 puntos, marca personal y tercer mejor registro español de todos los tiempos. Ureña evidenciaba un pletórico momento de forma y, sobre todo, recibía una inyección de moral y optimismo: había competido sin apenas molestias. Con este resultado, se clasificaba para el Campeonato del Mundo de 2023 en Budapest.
Tres semanas antes del certamen universal, se presentó en el Campeonato de España, en Torrent. Para economizar fuerzas y energías, no hizo el decatlón, sino pruebas sueltas. En una de ellas, se le cayó el mundo encima. Un inoportuno resbalón en el último intento del salto de longitud le provocó una grave lesión en la rodilla derecha: rotura parcial del ligamento cruzado anterior y total del ligamento lateral. Además, rotura muscular en el gemelo. “En ese momento, no me podía creer lo que me estaba pasando. No me podía creer que un accidente, porque fue un resbalón, me pudiera privar de acudir al Campeonato del Mundo. Además, con el excelente estado de forma en el que me encontraba, la frustración era aún mayor. De hecho, en ese mismo concurso de longitud, minutos antes, había hecho marca personal, 7,69m…”, recuerda, todavía desolado, aunque ya menos, Ureña.
Pocos días más tarde, llegó el diagnóstico y la constatación de que la presencia en el Mundial de Budapest era imposible. Tristeza, impotencia, desazón… y resignación. Primero, dos semanas de muletas. Después, con algo de bicicleta y de gimnasio, ligero y progresivo reencuentro con la actividad deportiva. También, inicio de la rehabilitación. Y, por último, diversas visitas médicas a Madrid para determinar si había que pasar por el quirófano, aunque fuera con una artroscopia, o si era suficiente con el tratamiento fisioterápico. “Al final, los doctores que me están tratando han descartado la intervención quirúrgica, lo cual, en el fondo, es una buena noticia. Yo ya vuelvo a estar animado. Entre que evoluciono bien, que, a mediados de septiembre, ya empecé a hacer trabajo de fuerza, y que, desde principios de octubre, estoy ya trotando, he recuperado optimismo. Al final, al estar acostumbrado a levantarme después de un percance físico, uno se endurece y sabe cómo gestionar este tipo de situaciones. Creo que también saldré de ésta”, señala, entre risas, el ‘combinero’ alicantino.
Por tanto, Jorge Ureña ya prepara la temporada 2024 con entereza e ilusión. Incluso, no descarta estar apto para disputar la temporada de pista cubierta. “No sólo lo descarto; es que, si mantengo el ritmo de recuperación que estoy llevando, creo que puedo llegar al Mundial bajo techo de Glasgow, en marzo. No obstante, si no me encuentro bien, no arriesgaré y me reservaré para el aire libre. Porque en 2024, hay un Europeo en Roma, en el mes de junio, y por supuesto, los Juegos Olímpicos de París. Y allí, quiero estar”. Y allí, merece estar. Porque Jorge Ureña, nunca se rinde.