La realidad, frente a las predilecciones. Los hechos, ante las sensaciones. Durante los últimos meses, cuando a Ángela Martínez Guillén (Elche, 19 años) se le ha preguntado qué prefiere, su respuesta siempre era la misma: la piscina, por delante de las aguas abiertas. Quizás, su afirmación no era plenamente categórica, pero sí revelaba una cierta inclinación. No obstante, los resultados del año 2023 cuestionan esta elección. El curso que toca a su fin ha ofrecido más alegrías en las aguas abiertas. La deportista ilicitana ha brillado especialmente en las pruebas maratonianas, las que le llevan a cubrir una distancia de 10 kilómetros. Así ocurrió en el Campeonato de España, en Sevilla, donde superó a María de Valdés tras un desenlace de infarto. Así sucedió en el Campeonato del Mundo absoluto, en Japón, donde obtuvo una espectacular 11ª plaza (de 61 nadadoras). Y así aconteció, más recientemente, a principios de septiembre, en el Campeonato de Europa junior, en Grecia, donde alcanzó la plata.
Aguas abiertas como grato recuerdo de 2023, aguas abiertas como foco para los próximos meses. La Federación Española ha decidido que, de cara al Campeonato al Mundo (primera quincena de febrero, en Doha), Ángela Martínez centre sus esfuerzos en el mar y no en la piscina. En el certamen mundialista, la nadadora ilicitana buscará la clasificación olímpica en la prueba de 10 km. La deportista FER aspira a apropiarse uno de los 12 pasaportes que se van a dirimir para estar en París el próximo verano. Para estos 12 billetes tan preciados, no cuentan las tres nadadoras que ya se aseguraron plaza olímpica en el Mundial de 2023, el desarrollado en Fukuoka. Antes de Doha, del 1 al 3 de diciembre, Ángela se reencontrará con la piscina en una prestigiosa prueba internacional que se celebra en Rotterdam. Después de Doha, empezará a buscar el visado para los Juegos de París en la piscina, en sus dos especialidades: los 800m y los 1.500m libres. Dispondrá de dos comodines.
Muy positivo. Hay que tener en cuenta que estábamos a principios de temporada. Tras el descanso del verano, sólo llevaba tres semanas de entrenamientos. Por todo ello, los resultados y las sensaciones en el Europeo junior fueron muy buenas. Incluso, por encima de lo esperado.
Aunque sea una prueba muy larga, no puedes pensar en nada, no puedes evadirte. Has de estar plenamente concentrada en la ejecución de la estrategia diseñada por el entrenador, en el control de las rivales, en escuchar tu cuerpo y dosificar tus fuerzas, en hacer un buen pase de las boyas, en avituallarte bien…
De aguas abiertas, ya nada. Lo más importante es un Torneo Internacional que se celebrará en Rotterdam a principios de diciembre. Aunque no sea clasificatorio para los Juegos, sí será un buen examen para saber dónde estamos y para medirnos con rivales de mucha calidad en mis dos pruebas de referencia en la piscina.
Muy optimista. Mi buena actuación en el Mundial de Fukuoka de este pasado verano me lleva a pensar en positivo y me demuestra que estoy capacitada para conseguir uno de los 12 pasaportes olímpicos que se distribuyen. No cuentan las tres nadadoras que ya alcanzaron la clasificación olímpica en Fukuoka. Desde luego, va a ser complicado, pero me veo con opciones. Vamos a por ello.
Ahora, ya está la cosa más equilibrada (risas)… Todavía no prefiero las aguas abiertas por delante de la piscina, pero ya están igualadas.
En principio, de dos. Las dos, en España. Una, en febrero. La segunda, en junio. También aquí soy optimista. Aunque he de hacer marcas personales en ambas pruebas, no veo en absoluto imposible nadar los 800m en menos de 8:26:71 y cubrir los 1.500m libres en menos de 16:09:09. Son registros a mi alcance.