El año 2023 se adentra en su último trimestre. Es decir, ya atisba su conclusión. Sin embargo, aunque sean pocos, todavía quedan algunos Campeonatos de Mundo por disputarse. Está en marcha en Amberes el de gimnasia artística. Y este viernes, 6 de octubre, arranca en México el de vóley playa. No es un Mundial cualquiera. Es el último antes de los Juegos de París. Por tanto, su incidencia es especialmente relevante en la carrera hacia la cita olímpica del próximo verano.
En México, van a participar 96 parejas, 48 masculinas y otras tantas femeninas. Los 48 dúos de cada sexo quedan distribuidos en 12 grupos. En cada grupo, habrá cuatro tándems. Tras una liguilla, avanzan a los cruces finales, a partir de los dieciseisavos de final, los dos primeros de cada grupo y los 8 mejores terceros. Fieles a sus citas con los grandes eventos internacionales, los longevos deportistas FER Pablo Herrera, Liliana Fernández y Paula Soria van a tomar parte en esta nueva edición del Campeonato del Mundo. Hoy, nos centramos Pablo Herrera.
Pablo Herrera: “Hemos de buscar todo tipo de trucos para competir con rivales más jóvenes y fuertes”
A sus 41 años, el incombustible deportista castellonense se dispone a afrontar su undécimo Campeonato del Mundo de vóley playa. De los diez Mundiales disputados hasta el momento, Pablo ha sido quinto (es decir, ha llegado hasta los cuartos de final) en siete ocasiones. En la edición de 2022, el embajador FER y su inseparable compañero, el gaditano Adrián Gavira, no tuvieron excesiva fortuna y cayeron en la primera eliminatoria directa, en los dieciseisavos de final. Para Herrera, este nuevo evento mundialista es el duodécimo gran torneo del año. De momento, sus mejores resultados han sido el oro en el Pro Tour Challenge de La Paz, en México, y cinco quintas plaza (en los Elite de Doha y Hamburgo, y en los Challenge de Itapema, Brasil, y Espinho, Portugal). Su clasificación para los Juegos de París está relativamente encaminada.
No me quita el sueño, pero sí, es cierto que, hasta el momento, nunca he podido alcanzar una semifinal en un Campeonato del Mundo. Por qué no pensar que este año sea el bueno.
Sí. Afortunadamente, Adrián ya está al 100% y lo notamos. Estamos jugando mucho mejor. En Hamburgo, hace un mes, estuvimos muy cerca de llegar a semifinales. Hemos de tener en cuenta que, en todos los Pro Tour Elite, partimos de la previa; es decir, que accedemos al cuadro final después de jugar dos partidos muy exigentes en la previa y que, por tanto, llegamos a cuartos de final con más desgaste que otras parejas.
Un buen resultado sería llegar a cuartos de final. Estamos jugando de tú a tú con casi todos los rivales. Ha habido partidos en los que hemos perdido por pequeños detalles. Por ello, pensamos que, si mantenemos la línea de los últimos eventos, podemos plantarnos en cuartos de final. Y, a partir de ahí, a intentar, por fin romper esa frontera en un Mundial.
En efecto, París serán mis últimos Juegos. Estoy pensando en ellos desde la semana siguiente de acabar los Juegos de Tokio. Y sí, quiero disfrutar más que nunca del camino, aunque he de decir que está siendo un año de muchos altibajos emocionales. Sé que me encuentro en la parte final de mi carrera deportiva y lo quiero vivir al máximo. Y, por supuesto, estamos en permanente reinvención. No somos ya dos chavales, tenemos una cierta edad y hemos de buscar todo tipo de trucos ante parejas más jóvenes, físicas y fuertes.
Está encaminado, pero este Mundial es el torneo que más puntos reparte y va a tener una gran incidencia en esa carrera hacia París 2024. Somos optimistas, pero todavía no podemos cantar victoria. De hecho, la idea es, una vez jugado el Mundial, disputar algunos torneos más antes de que concluya el curso.