Empeñado en dejar pequeño diccionario, y en agotar todos los calificativos que denoten asombro, grandeza, respeto, veneración y pleitesía. Así continúa Ricardo Ten a sus 48 años. Desde hace mucho tiempo, el longevo e incomparable deportista valenciano (clase de discapacidad MC1) apenas necesita presentación. Entre su conmovedora historia de superación y su envidiable palmarés, Ricardo es conocido, popular y admirado. Sin embargo, en los últimos días, el embajador FER ha ascendido a la categoría de célebre, famoso, insigne y mediático. Es la consecuencia de haber firmado un Campeonato del Mundo de ensueño. Para enmarcar. Casi inmejorable. Inolvidable. Tanto, que el ciclista valenciano se ha convertido en el gran triunfador de la delegación española, tanto la convencional como la adaptada, presente en Glasgow, escenario del certamen mundialista.
Ricardo Ten ha subido al podio en seis ocasiones. Ha conquistado seis medallas. Cuatro, bajo techo; dos, al aire libre. En el velódromo se colgó dos oros (en el scratch y en la combinada del ómnium), una plata (en la persecución individual de 3 km) y un bronce (como componente del trío español en la velocidad por equipos). En la ruta, logró una plata en la prueba en línea (se le escapó la victoria en el sprint, por centímetros) y alcanzó el triunfo en la contrarreloj individual, modalidad que sí forma parte de los Juegos Paralímpicos, carrera que había preparado a conciencia, y prueba en la que deposita sus principales esperanzas de cara a los Juegos de París del próximo verano. En resumen, un balance deslumbrante para un deportista incomparable, para un auténtico gigante, para toda una leyenda.
“Los resultados han superado las expectativas. Sobre todo, en la pista. Hay que tener en cuenta que estuve concentrado en Sierra Nevada durante todo el mes de julio. Preparé de forma minuciosa la crono individual en ruta. Es decir, no entrené en un velódromo desde finales de junio, lo cual no es lo más aconsejable para unas pruebas tan técnicas y específicas. Por ello, el balance obtenido bajo techo ha sido una grata sorpresa”, señala Ten, quien añade: “Estoy muy contento porque este Mundial era un test perfecto pensado en los Juegos de París. No sólo en cuanto a los resultados propiamente dichos; me refiero también a mi respuesta a tanta carrera, a tanta actividad, en un corto espacio de tiempo. Es más, en este Mundial, la exigencia ha sido mayor que en unos Juegos. El calendario ha sido más frenético e intenso. He disputado más pruebas de las que afrontaré dentro de un año en París”, comenta el deportista FER.
Con respecto al oro en la prueba que tenía subrayada y marcada en rojo, Ten se muestra eufórico. “Sin desmerecer los éxitos en el velódromo, yo venía a Glasgow con un gran objetivo: ganar el oro en la contrarreloj individual. Por ello, lograrlo fue una inmensa alegría. Además, compensaba el disgusto que arrastraba desde 2022. En el Mundial del pasado año, en Canadá, un pinchazo me privó de la victoria”.
Sobre si percibe que sus triunfos han tenido más repercusión que nunca, Ricardo lo tiene claro: “Aunque ha habido otros Mundiales de ciclismo que también se me han dado fenomenal, éste de Glasgow ha tenido mucho más eco. En gran medida, por la singularidad del evento. Al ser un ‘Súper Mundial’ y coincidir con la competición convencional, todo se amplifica. Por cierto, ya lo imaginaba, pero lo he constatado. Ha sido un privilegio disputar este Campeonato del Mundo tan innovador, especial e inclusivo. La apuesta es perfecta. Un éxito y un acierto”, señala, para concluir, Ten, quien todavía no puede descansar. Hoy mismo, viaja desde Escocia hasta Rotterdam, escenario, durante el próximo fin de semana, del Campeonato de Europa. Nueva oportunidad para ampliar su condición de leyenda. Y para seguir recibiendo todo tipo de calificativos laudatorios: Excepcional, extraordinario, fantástico, magnífico, enorme, sensacional, primoroso, portentoso, descomunal, gigantesco, incomparable… Súper Ricardo Ten.