La travesía por el desierto ha llegado a su final. Se acabaron las penurias. Ahora, se imponen los brotes verdes, los síntomas de vida, los indicios esperanzadores. La gimnasia rítmica española vuelve a vivir una etapa de buenas noticias. De prosperidad. No, de opulencia, pero sí, de cierta bonanza. Así está ocurriendo desde hace, aproximadamente, un año. Y así se ha confirmado durante el reciente Campeonato de Europa, torneo desarrollado en Bakú este pasado fin de semana. El mejor de los estímulos a sólo 3 meses del Campeonato del Mundo, evento que, además, se celebrará en Valencia a finales de agosto y que será decisivo de cara a los Juegos de París 2024.
La mejor Polina de siempre logra una histórica octava plaza
El viento a favor que, en la actualidad, empuja a la rítmica española también llega a la modalidad individual, especialidad que vuelve a ilusionar. Las encargadas de ahuyentar las tinieblas, y de alumbrar el presente y el futuro son Polina Berezina y Alba Bautista. Ambas han ofrecido unas prestaciones más que correctas en este Europeo. Sobre todo, la primera. Por orden cronológico, las dos fueron capaces de convertirse en dos de las 24 gimnastas que accedían a la final del concurso general. Además, con holgura, con suficiencia. Alba, como 11ª; Polina, como 12ª. Además, Polina también logró adentrarse en la final de aro. Alba, por su parte, se quedó muy cerca de las 8 mejores en los aparatos de aro y pelota.
Ya en la final, Polina, de 25 años, firmó la mejor competición de su vida. Más regular, expresiva, sólida y enérgica que nunca. Brilló, especialmente, en aro, pelota y mazas, ejercicios en los que mejoró las actuaciones y las puntuaciones de las jornadas previas. La única objeción es que se le sigue resistiendo la cinta. Como recompensa, obtuvo una espectacular 8ª plaza, un resultado histórico. De un extraordinario valor y simbolismo. Mientras, Alba Bautista, más discreta que en las jornadas clasificatorias, tuvo que conformarse con la 17º plaza. Por último, en la final parcial de aro, Berezina finalizó en el 8º puesto. Se vio penalizada por una caída del círculo nada más empezar el ejercicio. En suma, ambas han dado argumentos para ser optimistas con vistas al Mundial de Valencia.
Nueva medalla para el conjunto español
Hace ahora prácticamente un año, la rítmica nacional encontró su particular oasis. Su particular punto de inflexión. Tras una prolongada sequía de éxitos, reflejada, sobre todo, en la ausencia en los Juegos de Tokio, el mes de junio de 2022 supuso un antes y un después. El combinado español se colgó una medalla de plata (en la final del ejercicio mixto) en el Campeonato de Europa del pasado año, celebrado en Israel. Aquel cambio de tendencia se confirmó de forma apoteósica pocos meses más tarde. En septiembre, el conjunto nacional firmó un Mundial de ensueño: acumuló dos bronces (en la clasificación general y en la final del ejercicio de 5 aros) y, sobre todo, conquistó el botín más preciado: el pasaporte para los Juegos de París 2024. Partícipes y protagonistas directas de este renacimiento fueron Patricia Pérez Fos y Mireia Martínez, dos gimnastas de la Comunitat Valenciana y, al tiempo, componentes del Proyecto FER.
Ahora, Patricia, Mireia y sus compañeras han ratificado que están en el buen camino. En ocasiones, la línea entre subir o no al podio es muy delgada, casi imperceptible. Lo importante es que, después de un primer tramo del curso bastante irregular y desconcertante, el combinado español, con Mireia y Patricia, de nuevo, en sus filas, ha vuelto a responder en un momento clave. En el all around o clasificación general, las chicas de Alejandra Quereda, seleccionadora nacional, ocuparon la sexta plaza. Les alejó de las medallas una caída en el ejercicio mixto. El resarcimiento llegó al día siguiente. En la jornada de las finales, conquistaron el bronce en la final del mixto, cuya coreografía y música, es un homenaje a Valencia. Además, fueron cuartas en la de cinco aros. Sin llegar al deslumbrante botín del Mundial del pasado año, las conclusiones son positivas. El Mundial de Valencia se presenta tan ilusionante como apasionante.