Los hechos son elocuentes, Las convocatorias, también. Suscitan pocas dudas. En la actualidad, Polina Berezina y Alba Bautista se presentan como las principales bazas de la rítmica española de cara a los Juegos de París 2024. Ambas han disputado las principales Copas del Mundo de esta primavera. Las dos han sido las elegidas para afrontar el inminente Campeonato de Europa, fijado para la próxima semana en Bakú. Y todo apunta a que las dos, si no ocurre nada extraordinario, también serán las seleccionadas para competir en el Campeonato del Mundo, evento que se desarrollará en Valencia a finales de agosto y que concederá 14 pasaportes olímpicos.
Sin embargo, hay futuro. Hay alternativa. Hay relevo. Hay continuidad. Por detrás de Polina y Alba, aparece Lucía González (Villajoyosa, 17 años). La joven deportista alicantina se ha reivindicado recientemente. Hace pocos días, protagonizaba un feliz regreso a un gran torneo internacional. Disputó en Portugal la segunda Copa del Mundo absoluta de su carrera. Y mejoró sensiblemente las prestaciones ofrecidas en la celebrada en Sofía en abril de 2022. El pasado fin de semana, fue de menos a más. Tras un inicio discreto, Lucía reaccionó en la segunda jornada. Sus ejercicios de cinta y mazas fueron brillantes. Tanto, que concluyó en una notable 15ª plaza (de 50 competidoras) en la clasificación general o all around. Y tanto, que accedió a la final de mazas, en la que ocupó el cuarto puesto y, por tanto, rozó el podio.
“Fue sin duda, un buen fin de semana. No me atrevería a decir que esta Copa del Mundo de Portimao ha sido el mejor torneo de mi vida. Posiblemente, ha habido alguno mejor. Por ejemplo, me quedaría con el Campeonato de España junior de 2020. Primero, porque lo gané; y después, porque suponía el regreso a una competición después del confinamiento. Pero sí es verdad que en Portimao experimenté unas sensaciones muy especiales. No disfrutaba tanto en un tapiz desde hacía mucho tiempo. Y disfrutar, estar a gusto, es el primer paso para hacer unos buenos ejercicios”, comenta Lucía González, quien añade: “Empecé un poco nerviosa. Por ello, no me salieron del todo bien el aro y la pelota. Pero al día siguiente, todo cambió con las mazas y la cinta. Ahora mismo, con estos dos aparatos, me siento más suelta, más tranquila, aunque, a veces, haga cosas que me disparen las pulsaciones”, señala la deportista FER.
Con respecto al presente, Lucía González es consciente de que, de no haber sorpresas o contratiempos, Polina Berezina y Alba Bautista son las grandes apuestas para los Juegos Olímpicos. Lo asume con naturalidad, y mira al futuro con optimismo y ambición: “Aunque me considero preparada para lo que pueda surgir ya mismo, sé que mi ciclo olímpico es el siguiente, el que confluirá en Los Ángeles 2028. Tendré más experiencia, más recorrido y más madurez. Estoy convencida de que llegará mi momento. Para ello, trabajo sin descanso. Y momentos como el de Portimao me animan mucho y me hacen ver que estamos en el buen camino. Ojalá sea así. Y ojalá Polina y Alba logren llegar a París. Me llevaría una gran alegría”, comenta, para finalizar, Lucía González.