Es gimnasta, y de gran nivel, pero podía ser, por ejemplo, una atleta especializada en los 3.000m obstáculos. O también, una consumada maratoniana. Valgan estos paralelismos para reflejar la condición, casi de superviviente, que ostenta Polina Berezina, cuya resistencia está más que acreditada. La deportista FER, de 25 años, no lo ha tenido fácil. Pocas veces ha disfrutado de viento de cola. Pero, gracias a su perseverancia, a su personalidad, a su mentalidad y a su valentía, nunca se ha rendido. Pese a las dificultades de todo tipo encontradas en su camino, siempre se ha rebelado. Y todo, por un sueño: ser olímpica. No lo pudo conseguir en Tokio. Ahora, lo intenta, con todas las fuerzas, de cara a París 2024.
Polina inició el pasado mes de octubre una nueva etapa. El enésimo cambio en su vida deportiva. Tras el Campeonato del Mundo de 2022, disputado durante el mes de septiembre en Sofía, la gimnasta FER puso a prueba, de nuevo, su proverbial y conocida capacidad de adaptación. Se trasladó al Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Y es allí, en la capital de España, donde prepara esta temporada tan especial. Un curso plagado de retos, de torneos, y que se inició este pasado fin de semana con la presencia en el Grand Prix de Marbella. En la ciudad andaluza, Polina fue 7ª en el all around, y disputó tres finales por aparatos: 5ª en las finales de pelota y mazas, 7ª en la de aro.
Este próximo fin de semana, afronta en Grecia la primera Copa del Mundo del año. En abril, llegará otra Copa del Mundo, la de Bakú. En mayo, el Campeonato de Europa, también en Bakú. En julio, más Copas del Mundo, las de Rumanía y Milán. Y, por último, en agosto, el momento culminante del año: el Campeonato del Mundo, en Valencia, evento en el que dirimirá su presencia en los Juegos Olímpicos de París.
Para ser la primera competición, el balance ha sido relativamente bueno. Todavía estamos adquiriendo la forma física y la estabilidad técnica, pero he tenido buenas sensaciones. He disfrutado sobre el tapiz. También es cierto que competir en casa te da un plus de energía y de motivación.
Estoy prácticamente adaptada. Para bien o para mal, ya tengo bastante experiencia en cambiar de lugar de entrenamiento. Cada vez que hay un traslado, tardo menos en asimilarlo. No obstante, no ha sido fácil. El proceso ha llevado su tiempo.
Con respecto a mi espalda, el dolor no remite por completo. Ya forma parte de mi día a día. Hay jornadas mejores y hay jornadas peores. Lo tengo asumido y convivo con ello. En cuanto a si me encuentro ya al 100%, yo estoy con buenas sensaciones. No obstante, es en las competiciones oficiales cuando sabes realmente cuál es tu nivel y dónde estás. Aunque el Grand Prix de Marbella ha sido un buen test, tengo ganas de enfrentarme a las Copas del Mundo.
Sin duda. Es un año muy especial y, al tiempo, muy complicado. Nos jugamos a una carta la presencia en los Juegos Olímpicos. Y, además, nos lo jugamos en un Mundial que se disputa en casa. ¿Qué más se puede pedir? Pero más que presión o vértigo, siento mucha ilusión. Voy a dejarme la piel por ese billete olímpico tan soñado.
Sí. De los 4 ejercicios, tres (el aro, las mazas y la cinta) son nuevos, con sus bailes, con sus historias, con sus músicas. Además, hemos introducido algunos cambios en el aparato de pelota.
Más que merecerme opinión, es lo que han decidido. Por tanto, hay que aceptarlo. Desde luego, hay un hecho indiscutible. De tener dos opciones para lograr uno de los 14 billetes olímpicos disponibles, pasamos a disponer de una sola oportunidad. Estará todo en juego en los dos primeros días del Mundial: el miércoles 23, con el aro y la pelota, y el jueves 24 de agosto, con las mazas y la cinta. Ahí tendremos que hacerlo perfecto.